martes, agosto 10, 2010

Responsabilidad del Practicante

Responsabilidad del practicante

por Bob Blackburn
Traducción al Castellano y adaptación: Gustavo Romano
Este artículo es muy interesante y enriquecedor. Consideré que era muy útil y en rigor de la verdad, me he sentido identificado en muchos de sus pasajes, por esta razón lo comparto a pesar de tener comentarios que pueden resultarnos incómodos.
Gustavo san
El término “Budô” es acerca de convertirse en lo mejor que cada uno puede. Usamos las artes marciales como nuestro método de hacerlo. Si siempre nos esforzamos por ser mejores, seremos estudiantes toda la vida, y esto es bueno. Aquí, algunas cosas para ayudar a ser mejores estudiantes.
1. Vacía tu taza.
Probablemente has escuchado este dicho antes. Una de las versiones más populares del origen de este dicho es:
“Un estudiante avanzado visitó a un maestro para preguntar sobre el Zen. Cada vez que el maestro hablaba el estudiante lo interrumpía con sus propias opiniones o asintiendo: “claro, claro, por supuesto Sensei” decía a cada frase y agregaba algunas propias. Entonces el maestro, cambiando repentinamente de tema, le ofreció un té al estudiante, quién lo aceptó gustoso.  Cuando la taza se colmó el maestro continuó sirviendo té con total serenidad, derramándolo por todos lados. El visitante dijo entonces: -”Maestro! la taza está demasiado llena y el té se está derramando!”, al tiempo que  sintiendo una mezcla de desilusión y sorpresa pensaba: “yo creía que este era un hombre de gran sabiduría, pero ni siquiera puede darse cuenta que está derramando el té”. El maestro, al notar esos pensamientos le dijo: -”La taza está llena, no hay espacio para más té. Como esta taza, tu mente está tan llena de tus propias opiniones, no hay espacio para algo nuevo. Si deseas probar este té, primero debes vaciar la taza.” El estudiante quedó sorprendido por la lección, y agradeció profundamente al maestro”.
Has venido a aprender: la mejor manera de hacerlo es olvidar “cuánto sabes o crees que sabes”. Si no tienes experiencia en artes marciales, puede ser más fácil, ya que si tienes alguna experiencia previa, tu lucha interior será mayor. Después de haber estudiado varios estilos diferentes, todavía tengo que recordarme a mí mismo “vaciar mi taza” y aprender y practicar el estilo particular que adopté. Si en la clase se propuso una técnica que ya sabes (o crees saber), debes concentrarte en pulir esa técnica, no debes realizar experimentos extraños; si quieres experimentar no utilices el tiempo de los demás. Acudiste a ese determinado Dojo para seguir a un determinado Maestro, si esto no es así o ha cambiado con el tiempo, lo mejor es que sigas tu camino y no trabes el trabajo de los demás con la búsqueda de técnicas mágicas: esto sólo enriquece tu ego.   La próxima clase, esfuérzate por practicar de manera que sientas que estás aprendiendo algo por primera vez. Realízate muchas preguntas a ti mismo: ¿de dónde viene el comienzo de la técnica?,  ¿estoy manteniendo la distancia adecuada?, ¿cómo puedo recuperar el control si no funciona?.  Estas deberían ser suficientes para empezar, pero sería totalmente inútil si te quedas con tus propias respuestas sin acercarte al menos una vez en cada clase a preguntar cuál es la opinión de Sensei.
2. Trabajar con alumnos avanzados.
Una de las mejores maneras de aprender es trabajar con compañeros de mayor graduación o antigüedad. Me siento frustrado cuando durante una clase, los estudiantes se apresuran a encontrar a un amigo para realizar la técnica expuesta, y practicantes de mayor antigüedad quedan solos o son ellos quienes salen a buscar a los novatos!. Es cierto que es divertido trabajar con amigos, pero nunca faltará oportunidad para practicar con ellos también. El beneficio de trabajar con un estudiante avanzado, es llegar a ver su técnica y el movimiento una y otra vez. Al principio (los primeros años) tratamos de imitar hasta aprender la técnica, esta es la forma tradicional  de trabajar nuestro interior en las artes marciales.
3. Trabajar con los estudiantes  recién iniciados.
¿Qué pasa si tú eres una de las personas de mayor graduación o antigüedad? ¿acaso entrenas más que los otros? puede que sí, o tal vez no. En primer lugar no olvides que debes seguir puliendo la técnica. Tendrás que ajustarte un poco a la experiencia de tu compañero, pero siempre hay cosas que trabajar. En segundo lugar, ¿puedes explicar la técnica al practicante de menor experiencia si es necesario?, ¿en serio crees eso?, ¡qué pena por tí!. Explicar es más difícil de lo que parece. Pregúntale a quien escogiste como tu guía, tu maestro y verás que seguramente te dirá que él mismo sigue aprendiendo. Muchas veces observo a los estudiantes avanzados, mostrar sus “habilidades” y explicar hasta el detalle dónde colocar la mano, cómo girar, y hasta se animan a explicar el fin último de la técnica! . Esto verdaderamente me entristece  y requiere de mi parte un gran esfuerzo por no abandonar el tatami. Son muchas las oportunidades en que me encuentro parado a corta distancia de dos practicantes que se encuentran trabados (o al menos uno de ellos) en algún aspecto de la técnica. En ese momento espero naturalmente que se aproveche mi proximidad y se me pregunte; sin embargo para mi sorpresa todo se resuelve entre ellos! Y lo triste es que la mayor parte de las veces en forma equivocada. Ya visto desde el punto en que se está violando una de las reglas principales de la etiqueta en el tatami: el Maestro está presente y es a él a quien hay que acudir frente a cualquier duda. Igualmente, de nuevo para mi tristeza, es cada vez más frecuente observar a los practicantes avanzados (aquellos en quienes se ha puesto tanto esfuerzo y que están en etapa de demostrar ya sus mejores logros) dedicarse a explicar y “dar sus clases particulares en la clase que le pertenece a Sensei”. Estos practicantes, paradójicamente se están alejando del Camino. Pero lo verdaderamente frustrante  es que poco a poco van prestando mayor atención a lo físico confundiendo esto con la técnica en sí, olvidando o por lo menos no demostrando su crecimiento espiritual. Sólo se observa que su ego es el que crece, ya que no necesitan acercarse a Sensei para evacuar dudas, como si no las tuvieran. Si eres un practicante avanzado, realiza esta prueba: observa tu actitud durante una clase y fíjate cuántas veces solicitas la presencia de tu maestro, al menos para escuchar su opinión. En mi caso tengo que admitir que varios de mis alumnos avanzados hace tiempo que no se acercan más que para saludarme a la entrada o salida del Dojo. Observo detenidamente a cada uno y son los más avanzados los que cometen mayor cantidad de errores… “será porque sus tazas están muy llenas”… Esta actitud se une en el punto siguiente: En tercer lugar, observando a otros, puedes ver qué hacer y qué no hacer. Tal vez cometas los mismos errores que los otros. Tal vez cometes otros diferentes. Si sabes cómo corregirlos (y por lo tanto a ti mismo) debo pensar que tendrás un entendimiento profundo de la técnica, no sólo en su aspecto físico.
4. Mantén un diario de tu avance.
Esto no sólo es un buen método para reforzar lo aprendido, también puede ser utilizado para reflexionar sobre cómo te sientes física y mentalmente. Además, sería interesante que anotes en el diario cualquier pregunta que puedas tener. Éstas pueden ser cosas que puedes preguntar en una clase o en el momento que veas oportuno acercarte respetuosamente a Sensei. Tu entendimiento de las artes marciales seguirán cambiando durante el tiempo que te entrenes. Si sientes que retrocedes podrás reflexionar releyendo tu diario en días anteriores; de esta forma puedes observar cómo vas progresando.
5. La técnica del Acero.
Este es un dicho japonés acerca de cómo aprender. El maestro no puede enseñar tanto como mostrar la técnica. Depende de conocer la manera de resolverla por tu cuenta. Sin embargo, en los tiempos modernos no existen guerreros de tiempo completo que necesitan alguna enseñanza urgente. Pero la unidad para obtener más información deben seguir esta mentalidad. También tendrás un mejor entendimiento de la técnica. A veces esto se debe a que ahora sabemos cientos de formas en que la técnica no funciona.
6. La recuperación física.
La formación es, obviamente, una actividad física. Algunas clases son más difíciles que otras. Debes tomarte el tiempo para cuidar de tu cuerpo. Hidratación, comer adecuadamente, estirar, y descansar lo suficiente para equilibrar tu entrenamiento. Con sólo un tiempo limitado en la clase, el instructor no entrará en demasiados detalles. Por esta razón es tan importante que tomes la iniciativa y acudas a Sensei todas las veces que sean necesarias. Existe mucha información disponible en Internet, libros y revistas, muchas veces de dudoso origen ; pero las artes marciales no fueron concebidas de esta forma. La lectura (teniendo en cuenta la fuente) es muy enriquecedora. De todas formas si tiene una pregunta específica, debes hablar con tu instructor sobre la mejor manera de mantenerte en buena forma física.
7. Otros aspectos.
Tu físico es la parte de tu ser que te conecta con el mundo, y en la práctica diaria es el vehículo que utilizas para desarrollar cada técnica y tu aprendizaje en general. Pero detenerte sólo en tu aspecto físico te dejará siempre incompleto. Debes trabajar con el mismo empeño tu espíritu y tu mente; no olvides que decidiste seguir un camino, un “Arte”, no sólo un entrenamiento físico. Si algo de esto no es así, apresúrate a preguntarte si es Aikido el camino adecuado para ti!; es preferible que tomes la iniciativa y te acerques a tu Maestro para conversar sobre este aspecto y no que un día te encuentres con la sorpresa de la actitud inversa… no hay nada más incómodo para todos que sea Sensei quien se acerque a decirte que tu camino no está siendo el adecuado… Es verdad que este último comentario puede resultar duro y difícil de aceptar, pero es preferible que de forma urgente veas tu interior y te sinceres contigo mismo. Si tienes suerte y tienes un instructor responsable, no dejará que sigas perdiendo el tiempo si él observa que sólo te dedicas al aspecto físico o técnico. Existen muchas disciplinas que pueden completar tus necesidades de autodefensa, de seguridad interna, de técnicas de lucha callejera. Permíteme decirte que Aikido es mucho más que todo eso y si tu Sensei merece ser llamado de esa forma, te hará saber de una u otra forma que estás equivocando el Camino.
“Nunca olvides que es la responsabilidad de todo instructor, no sólo cuidar y velar por el crecimiento de sus estudiantes, sino además cuidar la esencia del Aikido. Seguramente él no tendrá reparos en invitarte a seguir tu camino en otro lado si es necesario. Eres tú y solamente tú quien puedes demostrar que tienes lo necesario para ser aceptado como guerrero del Arte de la Paz”.
“No olvides esto ni reniegues, ya que algún día serás tú quien pretendas estar a cargo de un grupo de estudiantes que esperarán (con suerte) mucho de ti.” 

15 Abr 2010
Gustavo san 

Responsabilidad del Instructor

Responsabilidad del Instructor

Traducción al Castellano: Gustavo Romano
(por Bob Blackburn)

Después de haber practicado artes marciales durante 20 años, he entrenado en una serie de disciplinas. El viaje comenzó con el Tae Kwon Do. Después de ganar mi Cinturón Negro, he incorporado a la formación transversal en el Aikido y Hapkido. Durante los últimos diez años, he estado practicando Kenpo Kosho. Siempre mirando para agregar a mi arte principal, seguí el entrenamiento cruzado en Daito Ryu Aikijujutsu Kodo Kai y Meishin Muso Ryu Iaido, en la que obtuve mi cinturón negro en 2008. En la actualidad, continúo mi formación y entrenamiento en Iaido.
Originalmente iba a escribir sobre autodefensa y la ley. Pero, durante mi investigación, encontré un excelente artículo de Peter Hobart, Lcdo. El Sr. Hobart es abogado, artista marcial y autor. Él es el autor de Kishido: El camino del guerrero occidental. Un libro muy bueno que voy a revisar en detalle más adelante. Me centraré en una parte del artículo.
Su artículo, la autodefensa de la Ley, abarca la responsabilidad penal de fuerza no letal y letal, los terceros, la defensa de la propiedad, el uso de la fuerza para impedir un delito, responsabilidad civil, Derecho de daños y leyes dirigidas a artistas marciales. Esta extensa revisión muestra el funcionamiento de los sistemas jurídicos de defensa propia. Aunque las leyes varían según la ubicación y el paso del tiempo, puede obtenerse una comprensión de los puntos de vista jurídicos del uso de la fuerza en situaciones diferentes.
Al final del artículo se describen las responsabilidades legales de los instructores de artes marciales para el comportamiento y los actos de sus alumnos. Los tres puntos principales que pondrán a un instructor en problemas con la ley en virtud de la Teoría de la Agencia son:
1. Un instructor aprueba o promueve una conducta ilícita.
2. Un instructor que enseña técnicas peligrosas / letales y el mal uso de los estudiantes de este conocimiento.
3. Un instructor que proporciona instrucción negligente que pueda causar que sus estudiantes se lastimen.
La primera es fácil de entender. Se refiere a la promoción de la conducta violenta: la agresión va en contra de una conducta socialmente aceptada. El segundo y el tercero son los extremos opuestos del espectro. Esto demuestra la fina línea sobre la que los instructores tienen que caminar. Si enseñamos técnicas peligrosas para personas que no pueden manejar esa responsabilidad, podemos ser considerados nosotros mismos responsables. En el otro extremo, si enseñamos cosas que no funcionan, se puede poner al estudiante en riesgo si decide utilizar lo aprendido como opción de defensa personal, y que no puede manejar.
Durante siglos, las artes se han ido transmitiendo a través de la familia o a través de una relación muy fuerte entre maestro y estudiantes. A menudo, los estudiantes vivían con el profesor. Esto reforzó el vínculo fuera del Dojo y mantuvo a los estudiantes alejado del uso indebido del arte.
En la sociedad de hoy, pocos de nosotros somos guerreros de tiempo completo. Y para mantener vivo el arte, puede ser necesario “lanzar una amplia red” para atrapar a unos cuantos estudiantes. Nos encontramos frente al dilema: “clientes vs estudiantes del arte”. Para ello será necesario más trabajo de un maestro, pero, no cambia su responsabilidad en la prestación de la debida instrucción a los estudiantes que toman en serio el arte elegido.
Un instructor auténtico tendrá el respeto de sus maestros y la sabiduría de pasar sus conocimientos sólo a los estudiantes que cumplan con las normas éticas de la técnica. Los estudiantes interesados en el Budô deberán buscar un profesor que sea ejemplo de estas normas y no un mero transmisor de sus propias creencias personales.
Si en los primeros minutos de una primera conversación con el instructor, éste se detiene sobre el precio de sus clases, es una buena señal de que podrían estar en “McDojo” y deberían continuar su búsqueda en otro lugar. No se debe ser tímido en ir a escuelas más pequeñas. Allí puede encontrarse lo que realmente se busca. Puede que no tengan 100 estudiantes… Asimismo, no todas las escuelas grandes son malas. Se puede estar en una gran escuela, y todavía mantener la calidad de la formación que se está buscando.
Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que busco en la relación instructor / estudiante de uno y otro lado?

24 Mar 2010
Gustavo san 

El síndrome del cinturón negro

“El síndrome del cinturón negro”
Por Stefan Schröder. Traducido por Enrique Muñiz

El llamado “síndrome de cinturón negro” sólo se usa como un chiste para describir la conducta de o los que les otorgaron el cinturón negro recientemente y que han cambiado su comportamiento de manera negativa.
Lograr el shodan (primer Dan) puede ser atractivo, pero es sólo el comienzo. En algunas escuelas se permite a los Shodan trabajar con los Sensei e incluso con los Shihan durante seminarios, mientras que los estudiantes Kyû son ligeramente ignorados.
Se sostiene que las artes marciales construyen el carácter del individuo, sin embargo hay algunas personas que, después de recibir este rango, cambian su actitud hacia sus pares, inferiores y superiores en la disciplina de una manera nada respetuosa. Parece que estas personas no entienden que esos años de entrenamiento sólo les permitieron dar el “primer paso” (Shodan), algo que ellos tomaron como su meta primaria. Y en cuanto lo alcanzan, creen que saben todo y, encima, bien.
Ser cinturón negro también lleva una cantidad real de responsabilidades que no ocurre con los Kyû. Durante esos años previos al Shodan, se han adquirieron muchas ideas acerca de cómo llevar un entrenamiento, cómo hacer ciertas técnicas, qué hacer durante la entrada en calor, y de repente, obtienen el shodan y se consideran lo bastante hábiles para imponer este conocimiento a todos los que les rodean, sin mostrar ningún reparo.
Tienden a olvidar que siendo cinturón negro tienen mucho por hacer y siempre con respeto y dignidad. Vi más de un caso donde aquellos que, padeciendo este síndrome, dejaron a sus Sensei después de que lograron su shodan, porque se sentían muy capaces y no reconocían ni respetaban a sus Sensei. No podían aceptar el hecho de que sus maestros no cambiarían su trato hacia ellos, de no verlos como pares, sino como lo que son: sus estudiantes.
En mi opinión ésta puede ser una consecuencia de la tendencia a promover de graduación, principalmente basado en las consideraciones técnicas, porque esto puede ser observado fácilmente por cualquier examinador. Tengo la sospecha que estas personas hasta cierto punto están fingiendo lealtad, para obtener una graduación y tener un trato preferencial. Y al ver suprimidas SUS verdaderas intenciones agregan una gran dosis de tensión y resentimiento cuando lo esperado (imaginado) por ellos no llega.

La rueda

"La rueda"  
autor: Gustavo Romano

Nuestra vida se nos da como una rueda que no deja de andar en forma vacilante, y es cada uno el que puede (y debe) darle rumbo. Dejaremos esta vida cuando la rueda se detenga, de hecho el nacimiento es el primer impulso con el que comienza a rodar, en adelante sólo podemos mantener su giro por el llano, aprovechar los declives del camino para vivir intensamente, y esforzarnos en que no aminore demasiado su marcha frente a las numerosas cuestas que indefectiblemente cada camino tiene.
Elegir si dejamos que vaya rebotando por bordes sinuosos o que otros la vayan pateando hacia cualquier lado, es nos guste o no nuestra decisión; también tomar el control para hacer que ese recorrido tenga algo de sentido, para que al final del camino la frase “descanse en paz” sea una realidad y no palabras huecas.
Todos tememos a la incertidumbre, al error, al posible sufrimiento, a que nos lastimen… son miedos fundados en la realidad; pero no es menos real que la rueda de nuestra vida se detendrá sólo una vez…. y ya no podremos hacer nada. Será por eso que nos aferramos tanto cuando la rueda va deteniendo su marcha y sentimos que su destino es incierto… será que nos damos cuenta que dejamos muchos caminos sin recorrer, sólo nos dejamos llevar por ese andar errático como seres sin decisión propia, esperando que otros, que la magia, que el Dios de cada uno decida el siguiente paso. Se comprende, es pesado hacerse responsable de las propias decisiones, por eso muchos de nosotros optamos por dejar que la rueda siga girando en la fantasía de que nunca se detendrá, postergando todo lo que nos animamos a vivir en el secreto de nuestras mentes.
Muchos de nosotros utilizamos excusas para sacarnos la responsabilidad de guiar los destinos de nuestra propia rueda, por supuesto hasta donde la Naturaleza y el Universo nos permite en nuestra esencia de Ser humano… pero en cuanto esta esencia se convierte en justificación para trabarnos y dejarle nuestra tarea de tomar decisiones a “la magia del destino”… creo que estamos en problemas.
Creo que somos cobardes frente a cada día que vivimos en resignación y ensueño,  con un “tal vez…”, “qué hubiera pasado si….” en la boca.
Mientras la rueda gira por caminos iluminados y prolijas autopistas, nos sentimos optimistas y relajados, dueños del mundo y conductores de nuestros días. Pero basta con un pequeño bache, alguna que otra rueda que nos pase veloz y nos desestabilice para que tomemos conciencia del pobre control que sobre ella tenemos. De todas formas pienso que algo podemos hacer, y como en muchos aspectos de la vida, se trata de ejercitarnos, es decir de mantenernos alertas y entrenados día a día. El agotamiento diario nos lleva a “disculparnos” si sólo vivimos del trabajo al sillón y la tele, si cumplimos con las normas preestablecidas socialmente para cada etapa. En verdad es como si existiera una fuerza superpoderosa que nos obligara a buscar exactas metas históricamente establecidas. Son pautas sociales con las que hasta cierto punto estoy de acuerdo y adhiero… en tanto y en cuanto no se conviertan en muros de contención que marquen un único camino que mi rueda “deba seguir”. Lamentablemente en lo personal siento que esto es más de lo que uno se da cuenta; creo y estoy convencido que la lucha es con uno mismo, día a día. No digo nada nuevo, tomo palabras de O´Sensei y supongo que él habrá sintetizado esa verdad universal. Además, me recuerdan a los consejos de mi guía espiritual de mis buenas épocas. Me decía: “cada cambio, cada avance o logro comienza cuando te despertás y termina cuando te dormís… al día siguiente tenés que empezar otra vez; lo siento pero de eso se trata. Cuando el tema es tu vida interior no des nada por asegurado, mantenete despierto y alerta, entrenando tu espíritu así como te gusta entrenar tus destrezas”.
Hoy me parece escucharlo todavía y me causa cierta vergüenza verme de formas que no me gustan; pero me perdono siempre y cuando retome el ejercicio diario de empujar la rueda hacia donde sienta que el Universo me necesita.
  
25 Feb 2010

Gustavo san