viernes, julio 01, 2011

¿Es el aikido simplemente un pasatiempo?

¿Es el aikido simplemente un pasatiempo? (por Stanley Pranin)

He aludido en artículos recientes a nuestras estimaciones sobre el grado de crecimiento del Aikido tanto en Japón como en otros países.
Mientras que nuestras cifras son menores que varias de las estimaciones oficiales, creo que sin embargo representan una evidencia sólida de la penetración del aikido en las principales culturas del mundo.
Con esto en mente, tengo varias ideas acerca de la forma en que se practica el aikido en varias escuelas hoy día, y en sus implicaciones en el desarrollo del arte a largo plazo.
El aikido es a menudo mencionado como un deporte cuando sale a colación en conversaciones con personas que no practican. Cuando esto ocurre, a veces ponemos objeciones al uso del término “deporte”
e indicamos que el aikido es en realidad un “arte marcial”.
Pero si miramos con detenimiento, descubrimos que la gente a menudo no usa el término “deporte” en el sentido riguroso de la palabra, y que lo que realmente quieren decir es algo así como una actividad de tiempo libre o pasatiempo, más que una actividad competitiva. Si nos detenemos y reflexionamos por un momento,
muchos de aquellos dedicados a la práctica del aikido hoy día de hecho lo tratan como un pasatiempo, afición o forma de ejercicio.

¿Cómo se expresa esta actitud en el entrenamiento?
Un área que inmediatamente viene a la mente es que, tal como el aikido se practica en muchos dojos, los movimientos del uke son poco más que caricaturas de un ataque. Esto es debido al énfasis en la ejecución de las técnicas en oposición a la enseñanza de los fundamentos básicos relativos a cómo ejecutar un ataque sincero y controlado.

Los ataques flojos y descuidados son también una causa importante de crítica al aikido por practicantes de otras artes marciales. Aparte de que sea difícil o imposible ejecutar una técnica apropiada contra un ataque desganado, tal actitud relajada contribuye al desarrollo de hábitos de entrenamiento frívolos o lánguidos por parte de ambos, uke y nage.
Estos son, en cambio, contraproducentes para el desarrollo de la fuerza muscular y de las articulaciones y del acondicionamiento global necesario para la práctica segura de las potentes técnicas del aikido.
Creo que la principal responsabilidad de este acercamiento descuidado a la práctica del aikido yace en aquellos instructores que no han sabido comprender la esencia de los métodos e intenciones del fundador en la creación de su arte.

¿Necesitan ser efectivas las técnicas de aikido?

También se argumenta en ocasiones que las técnicas de aikido serían, en todo caso, de uso limitado en una situación real de lucha, y que incluso aunque lo fueran, cómo de efectivas lo serían ante un arma letal como una pistola.
La premisa subyacente es que no es terriblemente importante que las técnicas que practicamos tengan una aplicación marcial. Por lo tanto, por extensión, dicen los defensores de este punto de vista, no hay nada malo en practicar de una manera agradable y relajada.
 El mayor fallo que encuentro en esta manera de pensar es que pasan por alto las deletéreas consecuencias de tales prácticas en generaciones venideras de aikidokas.
 Si usamos el aikido enseñado por Morihei Ueshiba después del fin de la guerra como tabla de medida por la cual juzgamos el arte actual, ya podemos hallar que se enseñan hoy día muchas menos técnicas y que hay poco énfasis en áreas tan fundamentales como atemi, uso de armas y la práctica de grupos de técnicas como koshiwaza y hanmi handachi, las cuales fueron parte del currículo original del arte. Eso sin mencionar la casi total ignorancia de la fuente y contenido del mensaje espiritual del fundador.
De continuar este proceso durante más tiempo, me temo que lo que en el futuro se haga llamar “aikido” en muchos dojos, llegará a ser irreconocible como tal.

El Aikido posee una rica herencia como una de las más importantes y dinámicas expresiones de la larga tradición marcial del Japón. Morihei Ueshiba, el creador del Aikido, infundió las complejas y sofisticadas técnicas que aprendió en su juventud con una visión humanística de las artes marciales como instrumentos para la resolución pacífica de conflictos. Es esta única combinación de forma, utilidad y ética la que es responsable del impacto del aikido sobre las generaciones modernas.
De alguna manera, la visión del fundador fue tal vez demasiado revolucionaria.
Parece que ha sido demasiado esperar que el mundo haga el considerable salto conceptual requerido para transformar las herramientas de guerra en instrumentos de paz.
Visto desde esta perspectiva, el estado actual del aikido como una forma suave de ejercicio para ser seguida en ambientes relajados y amistosos no es sino un signo de los tiempos en que vivimos, donde cualquier cosa que sea fácil y divertida tiene más atractivo que actividades que producen recompensas como resultado del esfuerzo aplicado durante periodos prolongados.

Comentario de Gustavo Romano -Genki Dojo-

"Aikido es Amor".  El camino del arte marcial es completar la propia misión, haciéndose uno con los grandes espíritus del Universo y de los protectores del Amor.
Aikido es el camino de vencer sobre sí mismo, eliminando el espíritu de confrontación y finalmente erradicando todos los pensamientos de rivalidad y oposición por completo. Las técnicas de Aikido transmiten los principios del Universo al cuerpo físico. Ellos combinan el espíritu y la carne en uno y nos llevan hacia la más alta manifestación, nuestra propia misión.”
O´Sensei, Morihei Ueshiba

Mi humilde y respetuoso comentario si se me permite, se limita a traer a nuestra mente las palabras del Fundador y reflexionar sobre éstas y tantos otros pasajes en que realza el cuidado y compromiso con la no violencia.
Opino que el respetado Stanley Pranin (al cuál sigo desde hace muchos años) ha incurrido en alguna falla y comentario desafortunado en sus expresiones, tal vez por omisión. Intuyo por obvio que suene, que se referirá al practicante que cuenta con el estado físico necesario (como la mayoría de los que han comentado su artículo) para extremar sus exigencias en nuestro Arte. Adhiero a esa forma de pensar en tanto y en cuanto no limite a los buscadores del Camino del Aikido que por diferentes causas sus aptitudes físicas se ven limitadas: es en este punto en el que Pranin comete en su artículo error por omisión. Pero lo que me llama la atención y me lleva a participar de este comentario es la gran contradicción en la que incurre: “Eso sin mencionar la casi total ignorancia de la fuente y contenido del mensaje espiritual del fundador” (sic). Lisa y llanamente Stanley está generalizando en cuanto a la forma en que se conduce cada instructor como si todos fueran improvisados. Frente a tan fuerte comentario puedo interpretar que quién otorgó el permiso para impartir instrucción del Arte bajo el manto de Federaciones y Asociaciones, (además de los propios instructores) no están a la altura de comprensión y conocimientos del autor de la nota.
No caeré en el mismo error dando cátedra de conocimientos pero no obviaré mencionar las últimas etapas del Gran Maestro y su comunión con Goi Sensei, Fundador del Byakko Shinko Kai. Esto dada la mención que hace Pranin: Si usamos el aikido enseñado por Morihei Ueshiba después del fin de la guerra como tabla de medida por la cual juzgamos el arte actual” (sic).
Con comentarios como estos, está dejando fuera a todos aquellos que buscan más allá de lo físico, su propio camino en el Arte de la Paz.
Precisamente O´Sensei continuó creciendo después de la etapa que Stanley menciona, por lo cual no podemos ni debemos, en honor al Fundador, pasar por alto su iluminación a finales de su vida terrenal.
Elegir la etapa de la vida de O´Sensei, el período de búsqueda que nos convenga ignorando la totalidad de la vida de Ueshiba para sostener un punto de vista, tendremos una mirada parcial por elección, tal vez para reforzar nuestro propia opinión.

La última etapa de O´Sensei, según sus propias palabras son las del verdadero mensaje que intentó legarnos.
Con buena intención, quisiera leer que el autor se refiere a quienes tienen las aptitudes físicas necesarias para trabajar las técnicas con la debida contundencia y honestidad y no lo hacen; pero como dije creo importante dejar bien clara la diferencia entre quienes pueden y no quieren, de quienes quieren y no pueden.
De la misma forma (disculpas por mi firmeza) considero desafortunado hacer comentarios acerca de la práctica en Dojos porque el “estilo” no es el de O´Sensei de los años cincuenta. Muchos instructores buscan el Camino en las últimas épocas del Gran Maestro (ya mencionadas), quién dio un cierre bien claro al ser el primer artista marcial en hablar de Amor.
Creo que la verdadera tragedia de la Vía del Aikido estaría en perder de vista la última etapa de las enseñanzas de Morihei, y creo que seguramente sin intención negativa, Stanley cayó en ese error.

Mi agradecimiento por permitirme compartir opinión.
Menciono mis datos en respeto a mis compañeros buscadores del Camino (no es respetable hablar desde el anonimato):
Gustavo Romano, 3er Dan, 20 años de práctica, miembro de la Federación Aikikai Argentina, instructor a cargo de Genki Dojo, provincia de Buenos Aires – Argentina.

Nota:
En nuestro Dojo se permite la práctica en todos sus “estilos”: están quienes gustan de ser contundentes, quienes utilizan su juventud y fortaleza física y espiritual en su búsqueda. También quienes vienen a buscar una actividad que los pacifique a pesar de algunos impedimentos físicos y se esfuerzan hasta donde la naturaleza les permite.
Intentamos con toda humildad respetar lo que desde la voluntad y esfuerzo diario, cada uno pueda alcanzar. Considero que se puede tener un ataque contundente, honesto, firme; tomar ukemi de forma natural y al extremo, y al mismo tiempo no perder de vista que esa contundencia no es excluyente para quienes no adhieren a ella. Así pensamos.
Deberíamos ahondar mucho más en la vida de O´Sensei antes de ser categóricos con los demás. Mis disculpas a Stanley Pranin por mi crítica constructiva.
No quisiera ver un día que en el Dojo del que formo parte, así como en Kurata Dojo (sede de nuestra Federación) se cruce la delgada línea de la competencia, bajo la excusa de estar buscando “mejorar un estado muscular y articular” o defenderse de comentarios competitivos y comparativos. Ese sería un día muy triste.
Nuevamente gracias.

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