Los beneficios para la salud del ejercicio físico, como los que experimentamos durante la práctica de Aikido, han sido ampliamente demostrados. El ejercicio fortalece el corazón, los músculos, tendones, articulaciones y huesos. Recientemente, se ha llegado a la evidencia que sugiere que el ejercicio regular, es beneficioso para el cerebro (incluso puede llegar a mejorar la cognición y el estado anímico). Todo esto junto hace que sea claro que el Aikido sea bueno para el cuerpo, pero ¿qué pasa con el espíritu?
Evitando discusiones acerca de “Kotodama” (literalmente: “espíritu de la palabra” ) y la conexión histórica entre el Aikido y Omotokyo (religión politeísta del Japón con objetivos sociopolíticos, derivada del sintoísmo), todavía hay un elemento en el corazón de Aikido de naturaleza espiritual, la cual a menudo es pasado por alto: la propia práctica.
La mayoría de los practicantes de Aikido no son soldados, así que no esperes a utilizar este arte en la guerra.
Entre algunos “guerreros modernos” (muy pocos lamentablemente), ya hay cierto entendimiento de que si la necesidad de luchar con las manos surge, entonces algo ha salido terriblemente mal. La policía y fuerzas similares que deben mantener la paz, se encuentran entre los pocos que podrían utilizar Aikido como algo más que un último recurso, pero prefieren otras opciones. Como tal, está claro que la mayoría de los aikidokas sólo utilizamos nuestro arte durante la práctica.
Esta práctica es el propósito de Aikido. La ropa, las armas y las costumbres son importantes, pero si no fuera por la práctica en sí, todo lo demás carecería de sentido.
Vamos al Dojo para entrenar, no a mostrar nuestras habilidades. Asistimos a las clases para aprender, practicar, mejorar y crecer, no para disfrutar de la decoración y de una buena charla. También vamos al Dojo para ayudar en su práctica a los demás, ya sea mediante la enseñanza o de ser su compañero.
La práctica de Aikido, literal y figurativamente, reúne a la gente. Desde el saludo inical "onegaishimasu" (en el contexto de las artes marciales: "por favor permítame practicar con usted") entramos en el corazón del Aikido.
Al pedir a alguien que sea nuestro compañero de entrenamiento nos abrimos a otro ser humano. A pesar de los agarres, luchas, golpes y hasta a veces batallar utilizando la fuerza física, no se considera que esto sea un conflicto. Todo lo contrario, juntos, aprendemos a combinar mejor nuestras energías e intenciones con las de los demás. Nos enteramos de sus puntos fuertes y débiles, a la vez que exponemos los nuestros.
Cuando un compañero de entrenamiento, siente debilidad y sin embargo sigue acercándose lo suficiente como para recibir un golpe, se encuentra en su punto más vulnerable. En términos tácticos, nuestro compañero está expuesto y vulnerable, abandonándose a nuestra merced.
Estar abiertos a los ataques, nos entrena para reconocer que, aunque las posibilidades de ser heridos o sufrir una lesión sean reales, otro ser humano está en la misma situación. Al reconocer su vulnerabilidad podemos usar su debilidad, para destruirlos, pero esa elección sería una forma de autodestrucción.
Crecemos juntos, con la comprensión de que en ese instante el otro es igual a mí: abierto y en peligro.
La necesidad de proteger a nuestros compañeros se hace más clara. Durante la práctica confiamos uno en el otro, poniendo nuestro cuerpo y nuestra salud en manos de un “extraño”. Este nivel de confianza rompe las barreras entre las personas de una forma tan particular, que en otro escenario es poco probable que ocurra.
Más allá de "no dañar" a nuestros compañeros, la realidad es totalmente diferente a eso. Como sempai (“guía” o en este contexto: “más antiguo, de mayor graduación”) es nuestra responsabilidad proteger a nuestros kohai (“guiado” o en este contexto: más moderno, de menor graduación"). En el tatami (“piso donde se practica”) la relación entre sempai y kohai refleja la profunda reciprocidad de propósitos. Kohai aprende la técnica ayudado por sempai, y éste aprende a comunicar y demostrar, a la vez que debe esforzase en pulir su propia técnica. Ambas partes aprenden empatía y crean lazos.
Es cierto, Aikido crece a partir de la reciprocidad física y emocional de la formación gracias a la práctica diaria.
Claramente entonces, la práctica es el propósito, el significado y el corazón del Aikido.
Gustavo R.
AIKIDO EN ESCOBAR César Díaz 1178 - Escobar - Provincia de Bs. As. sede: Asociación Japonesa de Escobar HORARIOS DE CLASES: MARTES Y JUEVES: 20:30hs. SÁBADOS: 16:30hs. e-mail: info@aikidoescobar.com.ar ENCUENTRA TODA LA INFORMACIÓN NECESARIA Y DE CONTACTO EN: http://www.aikidoescobar.com.ar Perteneciente a la FEDERACIÓN AIKIKAI ARGENTINA y a la AIKIKAI FOUNDATION - JAPAN.
jueves, diciembre 02, 2010
miércoles, octubre 20, 2010
miércoles, octubre 13, 2010
De maestros y discípulos
De maestros y discípulos
No existe el título de “instructor de Aikido”; simplemente asumimos que por haber alcanzado algún grado de Dan, automáticamente estamos capacitados para transmitir de forma impecable las técnicas que hemos estado intentando aprender. Nos apresuramos a terminar de atar nuestro “hakama” para pedir la autorización correspondiente para dar clase en el lugar que ya hemos estado preparando desde hace tiempo.
De alguna manera, el color negro del cinturón y la diferencia en la vestimenta, oscurece nuestra visión. Es como si mágicamente, de un día para otro un rayo de claridad nos iluminara al punto de obtener la didáctica necesaria como para explicar los secretos que cada técnica encierra. Creo que hubiera sido constructivo para las artes marciales en general, hacernos pasar por filtros antes de autorizarnos a instruir a otros en el arte.
Las artes marciales que hoy practicamos fueron creadas mucho tiempo atrás. Aikido, si bien es la más moderna, mantuvo desde sus orígenes las formas tradicionales de transmisión: mirar y copiar; este es el principio básico de la instrucción. Esto ha ido adaptándose a cada región, a cada necesidad.
Por costumbre, etiqueta, traducción de idioma o cualquiera sea el motivo, acostumbramos a llamar con el término “Sensei, Sabom, Sifu” (dependiendo del origen) al instructor a cargo. Personalmente no me parece mal, forma parte de lo aceptado cuando nos inscribimos para seguir un camino. En mi caso particular, después de mucho investigar y conversar con los que saben, utilizo el término Sensei en su verdadero sentido.
Los sabios Maestros orientales estudiaban a cada individuo en particular; conocían el pensamiento y el corazón de cada uno de sus discípulos (eso eran). Hoy no se habla de “discípulos” en las artes marciales, aunque se mantiene el término en otras artes (pintura por ejemplo).
En muchos casos se asume la práctica de arte marcial como cualquier clase en un gym o rutina de ejercicios para fortalecer los músculos o adelgazar. Se va perdiendo el sentido profundo de la transmisión.
No se elige un “Maestro” para que nos guíe en el camino que decidimos seguir, se elige un lugar de práctica que nos quede cómodo, y en el mejor de los casos, si se eligió a determinado instructor, es por sus habilidades en el momento de demostrarlas (como si pudiera contagiarnos sus virtudes…)
La relación que hoy se aplica es: “muestra técnica excelente, es fuerte y nadie lo vence = quiero tomar clases con él.”
Así, encontramos en el mundo exponentes de cada arte marcial que son artistas de cine… no tiene mucho que ver con el espíritu ¿verdad?.
Seamos honestos: se trata de saborear la gloria que encierra la victoria. Buscamos vencer y no ser vencidos, buscamos ser poderosos, guerreros, Samurais del siglo XXI, infundir miedo para ser respetados… tal vez de esa forma se aplaquen un poco los demonios internos que nos atormentan.
Todo esto está bien lejos de los objetivos que los Fundadores de cada arte marcial buscaban dejar como legado. Tal vez nuestro caso, Aikido, sea uno de los más claros y representativos. Nadie puede objetar que O´Sensei nos dejó un legado de Paz; no se puede interpretar de otra forma, quien lo hace comete un grave error. Sin embargo gran número de personas se empeña en mirar para otro lado y hacer creer que O´Sensei nos dejó palancas para destruir adversarios…
Deberíamos buscar un Maestro que nos guíe, ya que el arte elegido no se termina en la excelencia de una técnica perfecta. Cualquier arte marcial requiere entrenar cuerpo, espíritu y mente, y difícilmente en estas épocas seamos capaces de “autoeducarnos” en determinado camino, mental y espiritualmente hablando, aunque estudiemos cientos de videos, fotos y lecturas sobre técnicas de lucha.
Observar la etapa en la que se encuentra el practicante, tomar en cuenta su estado de ánimo, su respiración, su conexión con el entorno, la atención que presta cuando se le habla, la intención que transmite cuando está en acción, conocer puntos claves de su historia, de su vida, saber en qué momento hacer cada corrección y entender cuál debe esperar… tantas cosas necesitamos para ser buenos guías en el Arte de la Paz… y sin embargo creemos que por conocer el mecanismo de unas pocas técnicas básicas nos hacen merecedores del derecho de corregir a otros…
“masakatsu agatsu” decía O´Sensei “…vencer sobre uno mismo…”
Si dedicáramos nuestro tiempo a entrenar los aspectos no físicos de nuestro ser, notaríamos cómo nuestra técnica mejoraría.
Somos demasiado orgullosos y pretenciosos como para “adoptar un Maestro”… pero no hay nada más solitario que uno mismo sea “su propio Maestro”…
Se requiere de un pequeño toque de humildad para aceptar a alguien más como guía. Paradójicamente nos encantan los cuentos en los que el Maestro acepta a un discípulo, quisiéramos estar allí para ser merecedores de semejante atención.
Tal vez en esta parte del planeta, en esta época, en esta vida que elegimos (o no) vivir, no haya más lugar para Maestros y discípulos.
De todas formas, creo que es obligación de cada uno, sacrificar lo que sea necesario y buscar un “Sensei” al que seguir como discípulo. No es necesario que sea un ser superior ni un ejemplo de vida… pero sí es imprescindible que podamos sentir una conexión que vaya más allá de lo que vemos. Esto nos asegurará las ganas y la real necesidad de mantenernos en el Camino.
Si perdemos la mística que encierra nuestro Arte, perderemos la esencia.
Las artes marciales están fuera del tiempo y ya pertenecen al mundo, no sólo a oriente.
Si queremos que actúen en nuestro interior, debemos dejar que nos transformen. Si no estamos abiertos, si no mantenemos nuestra taza vacía, estamos perdiendo el tiempo.
Robar unas pocas técnicas no es honorable, nos oscurece el alma.
Por eso debemos tener honor, si es necesario hablar de frente con quien corresponda y comunicar nuestras verdaderas intenciones… después de todo es seguro que aunque intentemos esconderlas serán descubiertas.
De ser necesario, debemos abandonar el Dojo aunque quede a la vuelta de casa y buscar lo realmente importante: un verdadero Maestro.
Gustavo
miércoles, septiembre 29, 2010
Atención con la autoexigencia
La idea de esta publicación es mantenernos informados. En muchos momentos de nuestra práctica nos exigimos sin darnos cuenta. Es importante por lo tanto prestar verdadera atención al ritmo de respiración (aprender a respirar) y ante cualquier molestia o incomodidad, detenernos.
Aikido en sí mismo es beneficioso para la salud, tanto en nuestro papel de nague como de uke, pero no debemos perder de vista que estamos desarrollando una actividad física intensa. Si "escuchamos" a nuestro cuerpo (fundamentalemnte a nuestra respiración), él nos agradecerá con sensación de bienestar y buena salud.
La muerte súbita de causa cardiovascular ocurre durante o inmediatamente después del ejercicio físico. Puede ocurrir en personas con cierto grado de entrenamiento en competencias, como también en individuos de todas las edades que realizan actividades recreacionales.
La enfermedad arterioesclerótica de las arterias coronarias es la causa de la mayoría de las muertes relacionadas con la actividad física (especialmente en personas de mas de 35 años, esten entrenadas o no). De todas las muertes súbitas que ocurren, alrededor de un 10% pueden vincularse con actividad física vigorosa.
Desde el punto de vista fisiopatológico el motivo de la muerte súbita por el ejercicio físico vigoroso, obedece básicamente a dos causas:
1 – Activación del sistema nervioso simpático que promueve la ruptura de placas ateromatosas en las arterias coronarias.
2 – Desencadenamiento de fibrilación ventricular en el tejido previamente infartado. Ambos mecanismos son contrarrestados por el aumento del tono vagal que presentan las personas físicamente activas.
Fuente del trabajo: Dr. Christian Rhaiel [ Unidad de Medicina Familiar y Preventiva del Hospital Italiano de Buenos Aires ]
sábado, septiembre 11, 2010
Tres pasos para mantener tus articulaciones saludables
Tres pasos para mantener tus articulaciones saludables!
¿Alguna vez has accionado accidentalmente el limpiaparabrisas en un día soleado? Ese sonido de fricción es tan molesto!, no se puede apagar el limpiaparabrisas con la suficiente rapidez ¿verdad? Es similar a lo que ocurre en las articulaciones si no están bien lubricadas. Aunque no las puedas oír, las articulaciones que no están aceitadas con líquido espeso, resbaladizo, serán ruidosas como bisagras oxidadas en una puerta vieja. Con el tiempo, ese fluido lubricante se produce en menor cantidad; estos tres pasos pueden ayudar a mantener las articulaciones en movimiento y en las mejores condiciones:
1. Mantenerse en movimiento.
Trabajar las “bombas de lubricación” en las articulaciones libera más agua en su fluido lubricante, por lo que se extiende sobre la superficie del cartílago con mayor facilidad. Debes mantener regularmente en movimiento las articulaciones principalmente durante las primeras horas de la mañana. Con unos cuantos movimientos, el líquido sinovial cubre los rincones y grietas que pudieran existir en los cartílagos.
Prueba estos cinco movimientos para combatir la rigidez en tus manos y dedos:
Figura 1: hacer círculos con los pulgares.
Figura 2: rotar las muñecas.
Figura 3: tocar la punta de cada dedo con la del pulgar.
Figura 4: abrir y cerrar el puño.
Figura 5: separar y juntar los dedos.
Realiza estos ejercicios cada vez que lo recuerdes, varias veces en el día; no te ocupa tiempo y libera tensiones.
2. Alimenta la salud de las grasas contenidas en las articulaciones.
Los OMEGA-3 detienen la inflamación de los vasos sanguíneos y ayudan a aliviar los dolores de articulación. Se encuentran en las grasas del salmón, la trucha, aceite de oliva, frutos secos, y los suplementos con alto contenido de DHA en forma de ácidos grasos omega-3.
3. Los suplementos con una combinación de sulfato de glucosamina y condroitina pueden ayudar en dos frentes: aumentan la lubricación y disminuyen la inflamación (y por lo tanto el dolor). A largo plazo, los suplementos pueden incluso reparar algunos daños producidos por la Artrosis.
Se recomienda consultar al médico sobre este punto y solicitarle los suplementos que mejor se adapten al propio organismo.
¿Alguna vez has accionado accidentalmente el limpiaparabrisas en un día soleado? Ese sonido de fricción es tan molesto!, no se puede apagar el limpiaparabrisas con la suficiente rapidez ¿verdad? Es similar a lo que ocurre en las articulaciones si no están bien lubricadas. Aunque no las puedas oír, las articulaciones que no están aceitadas con líquido espeso, resbaladizo, serán ruidosas como bisagras oxidadas en una puerta vieja. Con el tiempo, ese fluido lubricante se produce en menor cantidad; estos tres pasos pueden ayudar a mantener las articulaciones en movimiento y en las mejores condiciones:
1. Mantenerse en movimiento.
Trabajar las “bombas de lubricación” en las articulaciones libera más agua en su fluido lubricante, por lo que se extiende sobre la superficie del cartílago con mayor facilidad. Debes mantener regularmente en movimiento las articulaciones principalmente durante las primeras horas de la mañana. Con unos cuantos movimientos, el líquido sinovial cubre los rincones y grietas que pudieran existir en los cartílagos.
Prueba estos cinco movimientos para combatir la rigidez en tus manos y dedos:
Figura 1: hacer círculos con los pulgares.
Figura 2: rotar las muñecas.
Figura 3: tocar la punta de cada dedo con la del pulgar.
Figura 4: abrir y cerrar el puño.
Figura 5: separar y juntar los dedos.
Realiza estos ejercicios cada vez que lo recuerdes, varias veces en el día; no te ocupa tiempo y libera tensiones.
2. Alimenta la salud de las grasas contenidas en las articulaciones.
Los OMEGA-3 detienen la inflamación de los vasos sanguíneos y ayudan a aliviar los dolores de articulación. Se encuentran en las grasas del salmón, la trucha, aceite de oliva, frutos secos, y los suplementos con alto contenido de DHA en forma de ácidos grasos omega-3.
3. Los suplementos con una combinación de sulfato de glucosamina y condroitina pueden ayudar en dos frentes: aumentan la lubricación y disminuyen la inflamación (y por lo tanto el dolor). A largo plazo, los suplementos pueden incluso reparar algunos daños producidos por la Artrosis.
Se recomienda consultar al médico sobre este punto y solicitarle los suplementos que mejor se adapten al propio organismo.
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Lesiones
viernes, septiembre 10, 2010
Dolor abdominal transitorio relacionado al ejercicio
Muchos lo hemos sentido en algún momento durante el ejercicio, es un dolor agudo, intenso, casi incapacitante a veces, justo debajo de la caja de las costillas, mayormente en el lado derecho, pero puede ser en cualquiera de los dos lados, el famoso "dolor de yegua". Se presenta más comúnmente en ejercicios que involucren movimientos repetitivos, particularmente de arriba abajo, como correr, montar a caballo y saltar, pero también se ve en natación, ciclismo y otros deportes.
En inglés se conoce comúnmente como "stitch" o "side stitch" y el término científico que ahora se ha aceptado es: "Dolor abdominal transitorio relacionado al ejercicio" (ETAP en inglés: Exercise related Transient Abdominal Pain). La causa exacta se desconoce, pero hay varias teorías al respecto:
1. Hasta hace algunos años se creía que por la redistribución del flujo sanguíneo durante el ejercicio, especialmente ejercicios intensos, se produce una distensión aguda de la cápsula del hígado y/o del bazo y esto causaba el dolor que se sentía. En realidad se ha demostrado que el flujo sanguíneo en la cama esplácnica (órganos del abdomen) se reduce durante el ejercicio y por ende no se puede explicar completamente una dilatación de esos órganos.
2. También se propuso una isquemia relativa en órganos internos como el hígado, el bazo y los intestinos, que sí sucede, como origen de este dolor. Esta teoría tampoco goza de mucha aceptación en la comunidad científica.
3. Más recientemente se ha propuesto la teoría de la inflamación del los ligamentos que unen el diafragma (músculo abovedado que separa la cavidad abdominal de la cavidad torácica donde se encuentran los pulmones y el corazón). El hígado está unido al diafragma por unos ligamentos; cuando trotamos o corremos, los órganos internos suben y bajan en conjunto con el cuerpo en general, de modo que cuando pisamos con el pie derecho, el hígado (situado en ese lado del cuerpo) baja y cuando pisamos con el izquierdo entonces el bazo y otros órganos bajan. Al mismo tiempo tenemos los movimientos de respiración, cuando tomamos aire (inhalamos) el diafragma baja y los pulmones se expanden y llenan de aire, cuando soltamos el aire (exhalamos), el diafragma sube y los pulmones se vacian de aire. Se ha demostrado en los estudios que la mayoría de las personas exhalan (liberan el aire) cuando el pie izquierdo toca el suelo al correr, pero algunos (alrededor del 30% de las personas) sueltan el aire cuando el pie derecho toca el suelo y estos son los que más comúnmente padecen de dolor de yegua (stitch). La explicación que se ha dado es que cuando el pie derecho toca el suelo, el hígado se mueve hacia abajo y si esto coincide con el momento de la exhalación, el diafragma se está elevando, esto hace que se produzca una mayor tensión en los ligamentos que conectan el hígado y el diafragma y se produce una inflamación en ellos y esto causa el dolor agudo.
4. Una teoría más reciente involucra una irritación a nivel del peritoneo parietal. Esta es la capa que reviste la cavidad abdominal por dentro (algo así como el tapiz de la cavidad abdominal). Esta teoría se basa principalmente en las características y distribución del dolor en esta patología. Esto se conoce como "peritonitis por ejercicio"
5. Finalmente ese agudo dolor en el lado del abdomen tal vez se deba a una combinación de factores como algunos de los mencionados aquí. La inflamación de músculos y tendones del área abdominal, entre el diafragma y los órganos internos; y el estiramiento agudo de estos ligamentos parecen ser los culpables más probables de este tedioso problema.
Para evitarlo:
• Fortalezca lo más posible, los músculos del abdomen, incluyendo los músculos del core
• Evite tener mucha comida o líquidos en el estómago durante el ejercicio, esto aumenta el peso del estómago y pone mayor tensión en los ligamentos relacionados
• Evite también los líquidos muy hipertónicos (jugos de frutas, bebidas con muchos solutos)
• Incluya algunas respiraciones más profundas seguidas, durante su actividad física
• Ponga atención a la relación de sus pisadas con su respiración e intente exhalar cuando su pie izquierdo entra en contacto con el suelo, esto si su dolor es en el lado derecho. Si, por el contrario su dolor es en lado izquierdo intente exhalar cuando su pie derecho toca el suelo
• Mejore su acondicionamiento físico general
Para combatirlo:
• Al primer signo del dolor disminuya la intensidad (velocidad) del ejercicio
• Contraiga los músculos abdominales (como si se preparara para recibir un puñetazo)
• Exhale forzadamente (soplando con los labios fruncidos, como si estuviera soplando una vela) varias veces seguidas
• Asegúrese de exhalar (soltar el aire) cuando el pie contrario al lado del dolor golpee el suelo (si su dolor es en lado derecho, exhale cuando pisa con el izquierdo y viceversa)
• Si no controla el dolor con lo anterior, detenga el ejercicio y camine despacio por unos minutos; si no lo resuelve puede acostarse y elevar la pelvis, esto usualmente corrige el problema en pocos minutos.
El dolor de yegua (dolor abdominal transitorio relacionado al ejercicio) es una condición molesta y hasta limitante, pero es benigna; y, aunque no sabemos la causa exacta, las recomendaciones dadas pueden mejorar esta condición.
En inglés se conoce comúnmente como "stitch" o "side stitch" y el término científico que ahora se ha aceptado es: "Dolor abdominal transitorio relacionado al ejercicio" (ETAP en inglés: Exercise related Transient Abdominal Pain). La causa exacta se desconoce, pero hay varias teorías al respecto:
1. Hasta hace algunos años se creía que por la redistribución del flujo sanguíneo durante el ejercicio, especialmente ejercicios intensos, se produce una distensión aguda de la cápsula del hígado y/o del bazo y esto causaba el dolor que se sentía. En realidad se ha demostrado que el flujo sanguíneo en la cama esplácnica (órganos del abdomen) se reduce durante el ejercicio y por ende no se puede explicar completamente una dilatación de esos órganos.
2. También se propuso una isquemia relativa en órganos internos como el hígado, el bazo y los intestinos, que sí sucede, como origen de este dolor. Esta teoría tampoco goza de mucha aceptación en la comunidad científica.
3. Más recientemente se ha propuesto la teoría de la inflamación del los ligamentos que unen el diafragma (músculo abovedado que separa la cavidad abdominal de la cavidad torácica donde se encuentran los pulmones y el corazón). El hígado está unido al diafragma por unos ligamentos; cuando trotamos o corremos, los órganos internos suben y bajan en conjunto con el cuerpo en general, de modo que cuando pisamos con el pie derecho, el hígado (situado en ese lado del cuerpo) baja y cuando pisamos con el izquierdo entonces el bazo y otros órganos bajan. Al mismo tiempo tenemos los movimientos de respiración, cuando tomamos aire (inhalamos) el diafragma baja y los pulmones se expanden y llenan de aire, cuando soltamos el aire (exhalamos), el diafragma sube y los pulmones se vacian de aire. Se ha demostrado en los estudios que la mayoría de las personas exhalan (liberan el aire) cuando el pie izquierdo toca el suelo al correr, pero algunos (alrededor del 30% de las personas) sueltan el aire cuando el pie derecho toca el suelo y estos son los que más comúnmente padecen de dolor de yegua (stitch). La explicación que se ha dado es que cuando el pie derecho toca el suelo, el hígado se mueve hacia abajo y si esto coincide con el momento de la exhalación, el diafragma se está elevando, esto hace que se produzca una mayor tensión en los ligamentos que conectan el hígado y el diafragma y se produce una inflamación en ellos y esto causa el dolor agudo.
4. Una teoría más reciente involucra una irritación a nivel del peritoneo parietal. Esta es la capa que reviste la cavidad abdominal por dentro (algo así como el tapiz de la cavidad abdominal). Esta teoría se basa principalmente en las características y distribución del dolor en esta patología. Esto se conoce como "peritonitis por ejercicio"
5. Finalmente ese agudo dolor en el lado del abdomen tal vez se deba a una combinación de factores como algunos de los mencionados aquí. La inflamación de músculos y tendones del área abdominal, entre el diafragma y los órganos internos; y el estiramiento agudo de estos ligamentos parecen ser los culpables más probables de este tedioso problema.
Para evitarlo:
• Fortalezca lo más posible, los músculos del abdomen, incluyendo los músculos del core
• Evite tener mucha comida o líquidos en el estómago durante el ejercicio, esto aumenta el peso del estómago y pone mayor tensión en los ligamentos relacionados
• Evite también los líquidos muy hipertónicos (jugos de frutas, bebidas con muchos solutos)
• Incluya algunas respiraciones más profundas seguidas, durante su actividad física
• Ponga atención a la relación de sus pisadas con su respiración e intente exhalar cuando su pie izquierdo entra en contacto con el suelo, esto si su dolor es en el lado derecho. Si, por el contrario su dolor es en lado izquierdo intente exhalar cuando su pie derecho toca el suelo
• Mejore su acondicionamiento físico general
Para combatirlo:
• Al primer signo del dolor disminuya la intensidad (velocidad) del ejercicio
• Contraiga los músculos abdominales (como si se preparara para recibir un puñetazo)
• Exhale forzadamente (soplando con los labios fruncidos, como si estuviera soplando una vela) varias veces seguidas
• Asegúrese de exhalar (soltar el aire) cuando el pie contrario al lado del dolor golpee el suelo (si su dolor es en lado derecho, exhale cuando pisa con el izquierdo y viceversa)
• Si no controla el dolor con lo anterior, detenga el ejercicio y camine despacio por unos minutos; si no lo resuelve puede acostarse y elevar la pelvis, esto usualmente corrige el problema en pocos minutos.
El dolor de yegua (dolor abdominal transitorio relacionado al ejercicio) es una condición molesta y hasta limitante, pero es benigna; y, aunque no sabemos la causa exacta, las recomendaciones dadas pueden mejorar esta condición.
domingo, agosto 29, 2010
"La vida al revés" o "¿qué quiero para mi vida?"
por Gustavo Romano
Quién ya perdió lo más querido se anima a movilizar y sale a reclamar.
Quién no perdió lo más querido todavía, no sale a defender antes que le ocurra.
A diario vemos que se colocan rejas en las viviendas "porque" alguien entró a robar…
Vemos muy pocas rejas "para que" no entre alguien a robar…
Se hacen marchas y manifestaciones a partir de la "cantidad" de robos, violaciones y muertes…
No recuerdo marchas "antes" de que los crímenes se cometan...
"El sistema" atiende los casos en los que la "sangre ya corrió"…
"El sistema" desestima los casos en que se advierte que "va a correr sangre"...
Porque perdí mi trabajo en el que sufría opresión; estoy dispuesto a todo con tal de obtener revancha…
Para no perder mi trabajo estoy dispuesto a todo incluso a soportar la opresión diaria…
Como no tengo trabajo recurro a mi imaginación y a los valores que había olvidado…
Como tengo trabajo olvido mis valores y censuro mi imaginación…
Tomo cualquier actitud…. total ya todo está perdido…
Me mantengo en la misma actitud… todavía no he perdido lo poco que tengo…
Empiezo a investigar sobre formas de autodefensa "porque" pasé por una situación de inseguridad…
No me interesan las formas de autodefensa "porque todavía" no sufrí en persona situaciones de inseguridad…
La juventud es la etapa de jugarse por los ideales, siendo que, si nos equivocamos, tenemos tiempo (tal vez) de volver a intentar…
La madurez es la etapa de "no jugarse por los ideales", siendo que, si nos estamos equivocando "no tenemos tiempo" (obviamente) para intentar algo distinto…
Vemos con buenos ojos a los que durante su juventud, desperdician energías en caminos sin salida, "total son jóvenes"…
"No" vemos con buenos ojos a los que durante su madurez, invierten las energías que les quedan en caminos alternativos, "son irresponsables"…
Si veo algo "inadecuado" mejor no me meto…
Si me pasa algo "inadecuado" espero que alguien se meta...
Nos escandalizamos cuando nos ocurren hechos desagradables y todos nos dan la espalda…
Damos la espalda escandalizados a los que les ocurren hechos desagradables…
Exijo compromiso a todos en lo que hacen aunque les sea incómodo…
Me comprometo con lo que hago sólo si me queda cómodo...
Miramos con desagrado desde el barro a los que vuelan, sin pensar que despegaron del lodo a puro esfuerzo y decisión.
Llamamos irresponsables a los que se animan, nos reímos de los que emprenden, cuestionamos a los que cuestionan...
Quién ya perdió lo más querido se anima a movilizar y sale a reclamar.
Quién no perdió lo más querido todavía, no sale a defender antes que le ocurra.
A diario vemos que se colocan rejas en las viviendas "porque" alguien entró a robar…
Vemos muy pocas rejas "para que" no entre alguien a robar…
Se hacen marchas y manifestaciones a partir de la "cantidad" de robos, violaciones y muertes…
No recuerdo marchas "antes" de que los crímenes se cometan...
"El sistema" atiende los casos en los que la "sangre ya corrió"…
"El sistema" desestima los casos en que se advierte que "va a correr sangre"...
Porque perdí mi trabajo en el que sufría opresión; estoy dispuesto a todo con tal de obtener revancha…
Para no perder mi trabajo estoy dispuesto a todo incluso a soportar la opresión diaria…
Como no tengo trabajo recurro a mi imaginación y a los valores que había olvidado…
Como tengo trabajo olvido mis valores y censuro mi imaginación…
Tomo cualquier actitud…. total ya todo está perdido…
Me mantengo en la misma actitud… todavía no he perdido lo poco que tengo…
Empiezo a investigar sobre formas de autodefensa "porque" pasé por una situación de inseguridad…
No me interesan las formas de autodefensa "porque todavía" no sufrí en persona situaciones de inseguridad…
La juventud es la etapa de jugarse por los ideales, siendo que, si nos equivocamos, tenemos tiempo (tal vez) de volver a intentar…
La madurez es la etapa de "no jugarse por los ideales", siendo que, si nos estamos equivocando "no tenemos tiempo" (obviamente) para intentar algo distinto…
Vemos con buenos ojos a los que durante su juventud, desperdician energías en caminos sin salida, "total son jóvenes"…
"No" vemos con buenos ojos a los que durante su madurez, invierten las energías que les quedan en caminos alternativos, "son irresponsables"…
Si veo algo "inadecuado" mejor no me meto…
Si me pasa algo "inadecuado" espero que alguien se meta...
Nos escandalizamos cuando nos ocurren hechos desagradables y todos nos dan la espalda…
Damos la espalda escandalizados a los que les ocurren hechos desagradables…
Exijo compromiso a todos en lo que hacen aunque les sea incómodo…
Me comprometo con lo que hago sólo si me queda cómodo...
Miramos con desagrado desde el barro a los que vuelan, sin pensar que despegaron del lodo a puro esfuerzo y decisión.
Llamamos irresponsables a los que se animan, nos reímos de los que emprenden, cuestionamos a los que cuestionan...
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El combate interior
El combate interior
“Cuando el Cielo quiere confiar una misión importante a un hombre, comienza por llenar su corazón de amargura, confundiendo su comprensión y trastornando sus proyectos. Después lo fuerza a ejercitar sus huesos y músculos. Le hace experimentar el hambre y todo tipo de sufrimientos. Cuando el hombre emerge, triunfante sobre todas las pruebas, es capaz de realizar lo que antes no habría podido hacer”.
¿Cuál es la apuesta de este combate interior?
Para los Maestros, los verdaderos obstáculos que impiden al discípulo avanzar son los creados por su personalidad artificial. El hombre ordinario, asfixiado por un collar de hábitos físicos y mentales, su visión del mundo deformada por una pantalla de ilusiones, es un enfermo cortado de su ser profundo cuyas posibilidades están sin explotar. El trabajo que hay que realizar consiste pues en hacer saltar los bloqueos físicos y mentales, para que las fuerzas latentes en el hombre puedan florecer libremente. El Budô, la Vía del combate, como cualquier otra Vía auténtica, tiene como meta la regeneración del individuo. Pero esta realización de sí sólo puede ser alcanzada por una lucha sin piedad contra los propios defectos, contra las propias debilidades, contra las propias ilusiones. Para vencer los obstáculos interiores hay que tener además la paciencia de acosarlos sin tregua y el coraje de enfrentarse a ellos. Orgullo, cobardía, impaciencia, dudas, todos ellos alimentados por la ilusión, son trampas temibles en las que muchos han caído. El sendero es largo, difícil y penoso. Una de las claves de la Vía es no desalentarse y preservar, a pesar de todo, a pesar de uno mismo.
No hay que olvidar: “en tanto que no se haya comido del pan de la tristeza, no se podrá conocer el sabor de la vida real”.
(del libro "El blanco invisible")
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martes, agosto 10, 2010
Responsabilidad del Practicante
Este artículo es muy interesante y enriquecedor. Consideré que era muy útil y en rigor de la verdad, me he sentido identificado en muchos de sus pasajes, por esta razón lo comparto a pesar de tener comentarios que pueden resultarnos incómodos.Responsabilidad del practicante
por Bob BlackburnTraducción al Castellano y adaptación: Gustavo Romano
Gustavo san
El término “Budô” es acerca de convertirse en lo mejor que cada uno puede. Usamos las artes marciales como nuestro método de hacerlo. Si siempre nos esforzamos por ser mejores, seremos estudiantes toda la vida, y esto es bueno. Aquí, algunas cosas para ayudar a ser mejores estudiantes.
1. Vacía tu taza.
Probablemente has escuchado este dicho antes. Una de las versiones más populares del origen de este dicho es:
“Un estudiante avanzado visitó a un maestro para preguntar sobre el Zen. Cada vez que el maestro hablaba el estudiante lo interrumpía con sus propias opiniones o asintiendo: “claro, claro, por supuesto Sensei” decía a cada frase y agregaba algunas propias. Entonces el maestro, cambiando repentinamente de tema, le ofreció un té al estudiante, quién lo aceptó gustoso. Cuando la taza se colmó el maestro continuó sirviendo té con total serenidad, derramándolo por todos lados. El visitante dijo entonces: -”Maestro! la taza está demasiado llena y el té se está derramando!”, al tiempo que sintiendo una mezcla de desilusión y sorpresa pensaba: “yo creía que este era un hombre de gran sabiduría, pero ni siquiera puede darse cuenta que está derramando el té”. El maestro, al notar esos pensamientos le dijo: -”La taza está llena, no hay espacio para más té. Como esta taza, tu mente está tan llena de tus propias opiniones, no hay espacio para algo nuevo. Si deseas probar este té, primero debes vaciar la taza.” El estudiante quedó sorprendido por la lección, y agradeció profundamente al maestro”.
Has venido a aprender: la mejor manera de hacerlo es olvidar “cuánto sabes o crees que sabes”. Si no tienes experiencia en artes marciales, puede ser más fácil, ya que si tienes alguna experiencia previa, tu lucha interior será mayor. Después de haber estudiado varios estilos diferentes, todavía tengo que recordarme a mí mismo “vaciar mi taza” y aprender y practicar el estilo particular que adopté. Si en la clase se propuso una técnica que ya sabes (o crees saber), debes concentrarte en pulir esa técnica, no debes realizar experimentos extraños; si quieres experimentar no utilices el tiempo de los demás. Acudiste a ese determinado Dojo para seguir a un determinado Maestro, si esto no es así o ha cambiado con el tiempo, lo mejor es que sigas tu camino y no trabes el trabajo de los demás con la búsqueda de técnicas mágicas: esto sólo enriquece tu ego. La próxima clase, esfuérzate por practicar de manera que sientas que estás aprendiendo algo por primera vez. Realízate muchas preguntas a ti mismo: ¿de dónde viene el comienzo de la técnica?, ¿estoy manteniendo la distancia adecuada?, ¿cómo puedo recuperar el control si no funciona?. Estas deberían ser suficientes para empezar, pero sería totalmente inútil si te quedas con tus propias respuestas sin acercarte al menos una vez en cada clase a preguntar cuál es la opinión de Sensei.
2. Trabajar con alumnos avanzados.
Una de las mejores maneras de aprender es trabajar con compañeros de mayor graduación o antigüedad. Me siento frustrado cuando durante una clase, los estudiantes se apresuran a encontrar a un amigo para realizar la técnica expuesta, y practicantes de mayor antigüedad quedan solos o son ellos quienes salen a buscar a los novatos!. Es cierto que es divertido trabajar con amigos, pero nunca faltará oportunidad para practicar con ellos también. El beneficio de trabajar con un estudiante avanzado, es llegar a ver su técnica y el movimiento una y otra vez. Al principio (los primeros años) tratamos de imitar hasta aprender la técnica, esta es la forma tradicional de trabajar nuestro interior en las artes marciales.
3. Trabajar con los estudiantes recién iniciados.
¿Qué pasa si tú eres una de las personas de mayor graduación o antigüedad? ¿acaso entrenas más que los otros? puede que sí, o tal vez no. En primer lugar no olvides que debes seguir puliendo la técnica. Tendrás que ajustarte un poco a la experiencia de tu compañero, pero siempre hay cosas que trabajar. En segundo lugar, ¿puedes explicar la técnica al practicante de menor experiencia si es necesario?, ¿en serio crees eso?, ¡qué pena por tí!. Explicar es más difícil de lo que parece. Pregúntale a quien escogiste como tu guía, tu maestro y verás que seguramente te dirá que él mismo sigue aprendiendo. Muchas veces observo a los estudiantes avanzados, mostrar sus “habilidades” y explicar hasta el detalle dónde colocar la mano, cómo girar, y hasta se animan a explicar el fin último de la técnica! . Esto verdaderamente me entristece y requiere de mi parte un gran esfuerzo por no abandonar el tatami. Son muchas las oportunidades en que me encuentro parado a corta distancia de dos practicantes que se encuentran trabados (o al menos uno de ellos) en algún aspecto de la técnica. En ese momento espero naturalmente que se aproveche mi proximidad y se me pregunte; sin embargo para mi sorpresa todo se resuelve entre ellos! Y lo triste es que la mayor parte de las veces en forma equivocada. Ya visto desde el punto en que se está violando una de las reglas principales de la etiqueta en el tatami: el Maestro está presente y es a él a quien hay que acudir frente a cualquier duda. Igualmente, de nuevo para mi tristeza, es cada vez más frecuente observar a los practicantes avanzados (aquellos en quienes se ha puesto tanto esfuerzo y que están en etapa de demostrar ya sus mejores logros) dedicarse a explicar y “dar sus clases particulares en la clase que le pertenece a Sensei”. Estos practicantes, paradójicamente se están alejando del Camino. Pero lo verdaderamente frustrante es que poco a poco van prestando mayor atención a lo físico confundiendo esto con la técnica en sí, olvidando o por lo menos no demostrando su crecimiento espiritual. Sólo se observa que su ego es el que crece, ya que no necesitan acercarse a Sensei para evacuar dudas, como si no las tuvieran. Si eres un practicante avanzado, realiza esta prueba: observa tu actitud durante una clase y fíjate cuántas veces solicitas la presencia de tu maestro, al menos para escuchar su opinión. En mi caso tengo que admitir que varios de mis alumnos avanzados hace tiempo que no se acercan más que para saludarme a la entrada o salida del Dojo. Observo detenidamente a cada uno y son los más avanzados los que cometen mayor cantidad de errores… “será porque sus tazas están muy llenas”… Esta actitud se une en el punto siguiente: En tercer lugar, observando a otros, puedes ver qué hacer y qué no hacer. Tal vez cometas los mismos errores que los otros. Tal vez cometes otros diferentes. Si sabes cómo corregirlos (y por lo tanto a ti mismo) debo pensar que tendrás un entendimiento profundo de la técnica, no sólo en su aspecto físico.
4. Mantén un diario de tu avance.
Esto no sólo es un buen método para reforzar lo aprendido, también puede ser utilizado para reflexionar sobre cómo te sientes física y mentalmente. Además, sería interesante que anotes en el diario cualquier pregunta que puedas tener. Éstas pueden ser cosas que puedes preguntar en una clase o en el momento que veas oportuno acercarte respetuosamente a Sensei. Tu entendimiento de las artes marciales seguirán cambiando durante el tiempo que te entrenes. Si sientes que retrocedes podrás reflexionar releyendo tu diario en días anteriores; de esta forma puedes observar cómo vas progresando.
5. La técnica del Acero.
Este es un dicho japonés acerca de cómo aprender. El maestro no puede enseñar tanto como mostrar la técnica. Depende de conocer la manera de resolverla por tu cuenta. Sin embargo, en los tiempos modernos no existen guerreros de tiempo completo que necesitan alguna enseñanza urgente. Pero la unidad para obtener más información deben seguir esta mentalidad. También tendrás un mejor entendimiento de la técnica. A veces esto se debe a que ahora sabemos cientos de formas en que la técnica no funciona.
6. La recuperación física.
La formación es, obviamente, una actividad física. Algunas clases son más difíciles que otras. Debes tomarte el tiempo para cuidar de tu cuerpo. Hidratación, comer adecuadamente, estirar, y descansar lo suficiente para equilibrar tu entrenamiento. Con sólo un tiempo limitado en la clase, el instructor no entrará en demasiados detalles. Por esta razón es tan importante que tomes la iniciativa y acudas a Sensei todas las veces que sean necesarias. Existe mucha información disponible en Internet, libros y revistas, muchas veces de dudoso origen ; pero las artes marciales no fueron concebidas de esta forma. La lectura (teniendo en cuenta la fuente) es muy enriquecedora. De todas formas si tiene una pregunta específica, debes hablar con tu instructor sobre la mejor manera de mantenerte en buena forma física.
7. Otros aspectos.
Tu físico es la parte de tu ser que te conecta con el mundo, y en la práctica diaria es el vehículo que utilizas para desarrollar cada técnica y tu aprendizaje en general. Pero detenerte sólo en tu aspecto físico te dejará siempre incompleto. Debes trabajar con el mismo empeño tu espíritu y tu mente; no olvides que decidiste seguir un camino, un “Arte”, no sólo un entrenamiento físico. Si algo de esto no es así, apresúrate a preguntarte si es Aikido el camino adecuado para ti!; es preferible que tomes la iniciativa y te acerques a tu Maestro para conversar sobre este aspecto y no que un día te encuentres con la sorpresa de la actitud inversa… no hay nada más incómodo para todos que sea Sensei quien se acerque a decirte que tu camino no está siendo el adecuado… Es verdad que este último comentario puede resultar duro y difícil de aceptar, pero es preferible que de forma urgente veas tu interior y te sinceres contigo mismo. Si tienes suerte y tienes un instructor responsable, no dejará que sigas perdiendo el tiempo si él observa que sólo te dedicas al aspecto físico o técnico. Existen muchas disciplinas que pueden completar tus necesidades de autodefensa, de seguridad interna, de técnicas de lucha callejera. Permíteme decirte que Aikido es mucho más que todo eso y si tu Sensei merece ser llamado de esa forma, te hará saber de una u otra forma que estás equivocando el Camino.
“Nunca olvides que es la responsabilidad de todo instructor, no sólo cuidar y velar por el crecimiento de sus estudiantes, sino además cuidar la esencia del Aikido. Seguramente él no tendrá reparos en invitarte a seguir tu camino en otro lado si es necesario. Eres tú y solamente tú quien puedes demostrar que tienes lo necesario para ser aceptado como guerrero del Arte de la Paz”.
“No olvides esto ni reniegues, ya que algún día serás tú quien pretendas estar a cargo de un grupo de estudiantes que esperarán (con suerte) mucho de ti.”
15 Abr 2010
Gustavo san
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Pensamientos
Responsabilidad del Instructor
Responsabilidad del Instructor
Traducción al Castellano: Gustavo Romano(por Bob Blackburn)
Después de haber practicado artes marciales durante 20 años, he entrenado en una serie de disciplinas. El viaje comenzó con el Tae Kwon Do. Después de ganar mi Cinturón Negro, he incorporado a la formación transversal en el Aikido y Hapkido. Durante los últimos diez años, he estado practicando Kenpo Kosho. Siempre mirando para agregar a mi arte principal, seguí el entrenamiento cruzado en Daito Ryu Aikijujutsu Kodo Kai y Meishin Muso Ryu Iaido, en la que obtuve mi cinturón negro en 2008. En la actualidad, continúo mi formación y entrenamiento en Iaido.Originalmente iba a escribir sobre autodefensa y la ley. Pero, durante mi investigación, encontré un excelente artículo de Peter Hobart, Lcdo. El Sr. Hobart es abogado, artista marcial y autor. Él es el autor de Kishido: El camino del guerrero occidental. Un libro muy bueno que voy a revisar en detalle más adelante. Me centraré en una parte del artículo.
Su artículo, la autodefensa de la Ley, abarca la responsabilidad penal de fuerza no letal y letal, los terceros, la defensa de la propiedad, el uso de la fuerza para impedir un delito, responsabilidad civil, Derecho de daños y leyes dirigidas a artistas marciales. Esta extensa revisión muestra el funcionamiento de los sistemas jurídicos de defensa propia. Aunque las leyes varían según la ubicación y el paso del tiempo, puede obtenerse una comprensión de los puntos de vista jurídicos del uso de la fuerza en situaciones diferentes.
Al final del artículo se describen las responsabilidades legales de los instructores de artes marciales para el comportamiento y los actos de sus alumnos. Los tres puntos principales que pondrán a un instructor en problemas con la ley en virtud de la Teoría de la Agencia son:
1. Un instructor aprueba o promueve una conducta ilícita.
2. Un instructor que enseña técnicas peligrosas / letales y el mal uso de los estudiantes de este conocimiento.
3. Un instructor que proporciona instrucción negligente que pueda causar que sus estudiantes se lastimen.
La primera es fácil de entender. Se refiere a la promoción de la conducta violenta: la agresión va en contra de una conducta socialmente aceptada. El segundo y el tercero son los extremos opuestos del espectro. Esto demuestra la fina línea sobre la que los instructores tienen que caminar. Si enseñamos técnicas peligrosas para personas que no pueden manejar esa responsabilidad, podemos ser considerados nosotros mismos responsables. En el otro extremo, si enseñamos cosas que no funcionan, se puede poner al estudiante en riesgo si decide utilizar lo aprendido como opción de defensa personal, y que no puede manejar.
Durante siglos, las artes se han ido transmitiendo a través de la familia o a través de una relación muy fuerte entre maestro y estudiantes. A menudo, los estudiantes vivían con el profesor. Esto reforzó el vínculo fuera del Dojo y mantuvo a los estudiantes alejado del uso indebido del arte.
En la sociedad de hoy, pocos de nosotros somos guerreros de tiempo completo. Y para mantener vivo el arte, puede ser necesario “lanzar una amplia red” para atrapar a unos cuantos estudiantes. Nos encontramos frente al dilema: “clientes vs estudiantes del arte”. Para ello será necesario más trabajo de un maestro, pero, no cambia su responsabilidad en la prestación de la debida instrucción a los estudiantes que toman en serio el arte elegido.
Un instructor auténtico tendrá el respeto de sus maestros y la sabiduría de pasar sus conocimientos sólo a los estudiantes que cumplan con las normas éticas de la técnica. Los estudiantes interesados en el Budô deberán buscar un profesor que sea ejemplo de estas normas y no un mero transmisor de sus propias creencias personales.
Si en los primeros minutos de una primera conversación con el instructor, éste se detiene sobre el precio de sus clases, es una buena señal de que podrían estar en “McDojo” y deberían continuar su búsqueda en otro lugar. No se debe ser tímido en ir a escuelas más pequeñas. Allí puede encontrarse lo que realmente se busca. Puede que no tengan 100 estudiantes… Asimismo, no todas las escuelas grandes son malas. Se puede estar en una gran escuela, y todavía mantener la calidad de la formación que se está buscando.
Pregúntate a ti mismo: ¿Qué es lo que busco en la relación instructor / estudiante de uno y otro lado?
24 Mar 2010
Gustavo san
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El síndrome del cinturón negro
“El síndrome del cinturón negro”
Por Stefan Schröder. Traducido por Enrique Muñiz
El llamado “síndrome de cinturón negro” sólo se usa como un chiste para describir la conducta de o los que les otorgaron el cinturón negro recientemente y que han cambiado su comportamiento de manera negativa.
Lograr el shodan (primer Dan) puede ser atractivo, pero es sólo el comienzo. En algunas escuelas se permite a los Shodan trabajar con los Sensei e incluso con los Shihan durante seminarios, mientras que los estudiantes Kyû son ligeramente ignorados.
Se sostiene que las artes marciales construyen el carácter del individuo, sin embargo hay algunas personas que, después de recibir este rango, cambian su actitud hacia sus pares, inferiores y superiores en la disciplina de una manera nada respetuosa. Parece que estas personas no entienden que esos años de entrenamiento sólo les permitieron dar el “primer paso” (Shodan), algo que ellos tomaron como su meta primaria. Y en cuanto lo alcanzan, creen que saben todo y, encima, bien.
Ser cinturón negro también lleva una cantidad real de responsabilidades que no ocurre con los Kyû. Durante esos años previos al Shodan, se han adquirieron muchas ideas acerca de cómo llevar un entrenamiento, cómo hacer ciertas técnicas, qué hacer durante la entrada en calor, y de repente, obtienen el shodan y se consideran lo bastante hábiles para imponer este conocimiento a todos los que les rodean, sin mostrar ningún reparo.
Tienden a olvidar que siendo cinturón negro tienen mucho por hacer y siempre con respeto y dignidad. Vi más de un caso donde aquellos que, padeciendo este síndrome, dejaron a sus Sensei después de que lograron su shodan, porque se sentían muy capaces y no reconocían ni respetaban a sus Sensei. No podían aceptar el hecho de que sus maestros no cambiarían su trato hacia ellos, de no verlos como pares, sino como lo que son: sus estudiantes.
En mi opinión ésta puede ser una consecuencia de la tendencia a promover de graduación, principalmente basado en las consideraciones técnicas, porque esto puede ser observado fácilmente por cualquier examinador. Tengo la sospecha que estas personas hasta cierto punto están fingiendo lealtad, para obtener una graduación y tener un trato preferencial. Y al ver suprimidas SUS verdaderas intenciones agregan una gran dosis de tensión y resentimiento cuando lo esperado (imaginado) por ellos no llega.
Por Stefan Schröder. Traducido por Enrique Muñiz
El llamado “síndrome de cinturón negro” sólo se usa como un chiste para describir la conducta de o los que les otorgaron el cinturón negro recientemente y que han cambiado su comportamiento de manera negativa.
Lograr el shodan (primer Dan) puede ser atractivo, pero es sólo el comienzo. En algunas escuelas se permite a los Shodan trabajar con los Sensei e incluso con los Shihan durante seminarios, mientras que los estudiantes Kyû son ligeramente ignorados.
Se sostiene que las artes marciales construyen el carácter del individuo, sin embargo hay algunas personas que, después de recibir este rango, cambian su actitud hacia sus pares, inferiores y superiores en la disciplina de una manera nada respetuosa. Parece que estas personas no entienden que esos años de entrenamiento sólo les permitieron dar el “primer paso” (Shodan), algo que ellos tomaron como su meta primaria. Y en cuanto lo alcanzan, creen que saben todo y, encima, bien.
Ser cinturón negro también lleva una cantidad real de responsabilidades que no ocurre con los Kyû. Durante esos años previos al Shodan, se han adquirieron muchas ideas acerca de cómo llevar un entrenamiento, cómo hacer ciertas técnicas, qué hacer durante la entrada en calor, y de repente, obtienen el shodan y se consideran lo bastante hábiles para imponer este conocimiento a todos los que les rodean, sin mostrar ningún reparo.
Tienden a olvidar que siendo cinturón negro tienen mucho por hacer y siempre con respeto y dignidad. Vi más de un caso donde aquellos que, padeciendo este síndrome, dejaron a sus Sensei después de que lograron su shodan, porque se sentían muy capaces y no reconocían ni respetaban a sus Sensei. No podían aceptar el hecho de que sus maestros no cambiarían su trato hacia ellos, de no verlos como pares, sino como lo que son: sus estudiantes.
En mi opinión ésta puede ser una consecuencia de la tendencia a promover de graduación, principalmente basado en las consideraciones técnicas, porque esto puede ser observado fácilmente por cualquier examinador. Tengo la sospecha que estas personas hasta cierto punto están fingiendo lealtad, para obtener una graduación y tener un trato preferencial. Y al ver suprimidas SUS verdaderas intenciones agregan una gran dosis de tensión y resentimiento cuando lo esperado (imaginado) por ellos no llega.
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La rueda
"La rueda"
autor: Gustavo Romano
Nuestra vida se nos da como una rueda que no deja de andar en forma vacilante, y es cada uno el que puede (y debe) darle rumbo. Dejaremos esta vida cuando la rueda se detenga, de hecho el nacimiento es el primer impulso con el que comienza a rodar, en adelante sólo podemos mantener su giro por el llano, aprovechar los declives del camino para vivir intensamente, y esforzarnos en que no aminore demasiado su marcha frente a las numerosas cuestas que indefectiblemente cada camino tiene.
Elegir si dejamos que vaya rebotando por bordes sinuosos o que otros la vayan pateando hacia cualquier lado, es nos guste o no nuestra decisión; también tomar el control para hacer que ese recorrido tenga algo de sentido, para que al final del camino la frase “descanse en paz” sea una realidad y no palabras huecas.
Todos tememos a la incertidumbre, al error, al posible sufrimiento, a que nos lastimen… son miedos fundados en la realidad; pero no es menos real que la rueda de nuestra vida se detendrá sólo una vez…. y ya no podremos hacer nada. Será por eso que nos aferramos tanto cuando la rueda va deteniendo su marcha y sentimos que su destino es incierto… será que nos damos cuenta que dejamos muchos caminos sin recorrer, sólo nos dejamos llevar por ese andar errático como seres sin decisión propia, esperando que otros, que la magia, que el Dios de cada uno decida el siguiente paso. Se comprende, es pesado hacerse responsable de las propias decisiones, por eso muchos de nosotros optamos por dejar que la rueda siga girando en la fantasía de que nunca se detendrá, postergando todo lo que nos animamos a vivir en el secreto de nuestras mentes.
Muchos de nosotros utilizamos excusas para sacarnos la responsabilidad de guiar los destinos de nuestra propia rueda, por supuesto hasta donde la Naturaleza y el Universo nos permite en nuestra esencia de Ser humano… pero en cuanto esta esencia se convierte en justificación para trabarnos y dejarle nuestra tarea de tomar decisiones a “la magia del destino”… creo que estamos en problemas.
Creo que somos cobardes frente a cada día que vivimos en resignación y ensueño, con un “tal vez…”, “qué hubiera pasado si….” en la boca.
Mientras la rueda gira por caminos iluminados y prolijas autopistas, nos sentimos optimistas y relajados, dueños del mundo y conductores de nuestros días. Pero basta con un pequeño bache, alguna que otra rueda que nos pase veloz y nos desestabilice para que tomemos conciencia del pobre control que sobre ella tenemos. De todas formas pienso que algo podemos hacer, y como en muchos aspectos de la vida, se trata de ejercitarnos, es decir de mantenernos alertas y entrenados día a día. El agotamiento diario nos lleva a “disculparnos” si sólo vivimos del trabajo al sillón y la tele, si cumplimos con las normas preestablecidas socialmente para cada etapa. En verdad es como si existiera una fuerza superpoderosa que nos obligara a buscar exactas metas históricamente establecidas. Son pautas sociales con las que hasta cierto punto estoy de acuerdo y adhiero… en tanto y en cuanto no se conviertan en muros de contención que marquen un único camino que mi rueda “deba seguir”. Lamentablemente en lo personal siento que esto es más de lo que uno se da cuenta; creo y estoy convencido que la lucha es con uno mismo, día a día. No digo nada nuevo, tomo palabras de O´Sensei y supongo que él habrá sintetizado esa verdad universal. Además, me recuerdan a los consejos de mi guía espiritual de mis buenas épocas. Me decía: “cada cambio, cada avance o logro comienza cuando te despertás y termina cuando te dormís… al día siguiente tenés que empezar otra vez; lo siento pero de eso se trata. Cuando el tema es tu vida interior no des nada por asegurado, mantenete despierto y alerta, entrenando tu espíritu así como te gusta entrenar tus destrezas”.
Hoy me parece escucharlo todavía y me causa cierta vergüenza verme de formas que no me gustan; pero me perdono siempre y cuando retome el ejercicio diario de empujar la rueda hacia donde sienta que el Universo me necesita.
25 Feb 2010
Gustavo san
autor: Gustavo Romano
Nuestra vida se nos da como una rueda que no deja de andar en forma vacilante, y es cada uno el que puede (y debe) darle rumbo. Dejaremos esta vida cuando la rueda se detenga, de hecho el nacimiento es el primer impulso con el que comienza a rodar, en adelante sólo podemos mantener su giro por el llano, aprovechar los declives del camino para vivir intensamente, y esforzarnos en que no aminore demasiado su marcha frente a las numerosas cuestas que indefectiblemente cada camino tiene.
Elegir si dejamos que vaya rebotando por bordes sinuosos o que otros la vayan pateando hacia cualquier lado, es nos guste o no nuestra decisión; también tomar el control para hacer que ese recorrido tenga algo de sentido, para que al final del camino la frase “descanse en paz” sea una realidad y no palabras huecas.
Todos tememos a la incertidumbre, al error, al posible sufrimiento, a que nos lastimen… son miedos fundados en la realidad; pero no es menos real que la rueda de nuestra vida se detendrá sólo una vez…. y ya no podremos hacer nada. Será por eso que nos aferramos tanto cuando la rueda va deteniendo su marcha y sentimos que su destino es incierto… será que nos damos cuenta que dejamos muchos caminos sin recorrer, sólo nos dejamos llevar por ese andar errático como seres sin decisión propia, esperando que otros, que la magia, que el Dios de cada uno decida el siguiente paso. Se comprende, es pesado hacerse responsable de las propias decisiones, por eso muchos de nosotros optamos por dejar que la rueda siga girando en la fantasía de que nunca se detendrá, postergando todo lo que nos animamos a vivir en el secreto de nuestras mentes.
Muchos de nosotros utilizamos excusas para sacarnos la responsabilidad de guiar los destinos de nuestra propia rueda, por supuesto hasta donde la Naturaleza y el Universo nos permite en nuestra esencia de Ser humano… pero en cuanto esta esencia se convierte en justificación para trabarnos y dejarle nuestra tarea de tomar decisiones a “la magia del destino”… creo que estamos en problemas.
Creo que somos cobardes frente a cada día que vivimos en resignación y ensueño, con un “tal vez…”, “qué hubiera pasado si….” en la boca.
Mientras la rueda gira por caminos iluminados y prolijas autopistas, nos sentimos optimistas y relajados, dueños del mundo y conductores de nuestros días. Pero basta con un pequeño bache, alguna que otra rueda que nos pase veloz y nos desestabilice para que tomemos conciencia del pobre control que sobre ella tenemos. De todas formas pienso que algo podemos hacer, y como en muchos aspectos de la vida, se trata de ejercitarnos, es decir de mantenernos alertas y entrenados día a día. El agotamiento diario nos lleva a “disculparnos” si sólo vivimos del trabajo al sillón y la tele, si cumplimos con las normas preestablecidas socialmente para cada etapa. En verdad es como si existiera una fuerza superpoderosa que nos obligara a buscar exactas metas históricamente establecidas. Son pautas sociales con las que hasta cierto punto estoy de acuerdo y adhiero… en tanto y en cuanto no se conviertan en muros de contención que marquen un único camino que mi rueda “deba seguir”. Lamentablemente en lo personal siento que esto es más de lo que uno se da cuenta; creo y estoy convencido que la lucha es con uno mismo, día a día. No digo nada nuevo, tomo palabras de O´Sensei y supongo que él habrá sintetizado esa verdad universal. Además, me recuerdan a los consejos de mi guía espiritual de mis buenas épocas. Me decía: “cada cambio, cada avance o logro comienza cuando te despertás y termina cuando te dormís… al día siguiente tenés que empezar otra vez; lo siento pero de eso se trata. Cuando el tema es tu vida interior no des nada por asegurado, mantenete despierto y alerta, entrenando tu espíritu así como te gusta entrenar tus destrezas”.
Hoy me parece escucharlo todavía y me causa cierta vergüenza verme de formas que no me gustan; pero me perdono siempre y cuando retome el ejercicio diario de empujar la rueda hacia donde sienta que el Universo me necesita.
25 Feb 2010
Gustavo san
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jueves, febrero 25, 2010
Aikido y Shiatsu
"Aikido y Shiatsu" por Gustavo Romano
Reconozco que siempre he sentido particular atracción por las artes guerreras y las artes curativas. Sólo pasados los años, fue aclarándose en mí y tomando forma el camino que indefectiblemente me guiaría en adelante.
En tiempos de energía y verdadera plenitud (es decir: juventud) investigué las artes guerreras como compensación a mis temores e inquietudes reprimidas; así como a los peligros concretos de la vida cotidiana, seguramente como mucha gente. Fui ganando en técnicas de ataque y defensa, en formas creadas para enfrentar a varios oponentes en diversas situaciones. Fueron suficientes unos pocos años de práctica para comenzar a sentir que algo en mi no estaba completo, que a pesar de haber ganado serenidad interior gracias a la seguridad que brinda el dominio de técnicas de combate, existían vacíos por completar, preguntas por responder. Quizás por propia búsqueda no tan impensada, descubrí un arte extraño, difícil, extravagante, delirante en sus formas, incomprensible en sus movimientos complejos, lejano por el tiempo que llevaría ascender en graduación, algo tan importante en esa época (parece que en esta también). La experiencia que cargaba era exactamente lo opuesto.
A pesar de todo, decidí dar el salto hacia esas técnicas poco prácticas para su aplicación mundana: Aikido.
Confieso que mis primeros años fueron de gran esfuerzo no sólo paradójicamente físico, sino también mental ya que el Tae Kwon Do es bien claro y directo; además era poseedor de una particular facilidad en técnicas y destreza, tal vez por mi contextura física por lo cuál todavía conservo algo de aquello.
Fue extraño por algún tiempo, sentir cansancio durante la nueva práctica teniendo en cuenta que venía de años de entrenamiento intenso, fuerte y continuado. Sin embargo cada clase de Aikido requería más y más aire que parecía alejarse de mi. Aprender a respirar debidamente, esa sorpresa inesperada que nunca debo olvidar.
A poco de comenzar conocí a nuestro conductor, Kurata Sensei. Desde el primer momento en que lo vi, supe que se trataba de un ser absolutamente diferente, totalmente distinto a lo que su figura refleja. Quedé impactado por su humildad. Todavía tengo grabado en mis retinas el momento en que recibía una placa conmemorativa durante el segundo Encuentro Nacional de Aikido.
Mientras mi cuerpo cambiaba de rígido a flexible, de bloquear a dejar pasar, sufrí algunas molestias que llamábamos “lesiones”; no eran más que antiguas formas que se negaban a abandonar mi espíritu haciéndose notar.
En una oportunidad, mi brazo izquierdo estaba paralizado desde el codo por un dolor punzante, agudo y persistente, que iba en aumento y subía hacia mi hombro con el correr de las horas. Mi querido Sensei Daniel Morales, ofreció aplicarme Shiatsu, lo había adquirido de su maestro Kurata Sensei años atrás. Para entonces, era algo totalmente desconocido para mi. Con total descreimiento acepté con tal de hacer algo para que esa terrible molestia desapareciera. Nunca me gustaron los calmantes o medicamentos para mitigar el dolor de las lesiones, era mi forma de acostumbrar el cuerpo para la batalla; pero esta vez la molestia no daba tregua. Como pude llegué una noche hasta la casa de Sensei Daniel quién con su eterna sonrisa me pidió que me recostara en un tatami improvisado. Mi dolor era mayor que cualquier falta de Fe, así que traté de relajarme y permitir que sus dedos presionaran cerca de la zona en conflicto. Después de un rato de esas extrañas presiones que se sentían como agujas, me dijo que el dolor se iría corriendo hacia mi mano, después hacia mis dedos hasta desaparecer; sólo haría falta que cumpliera con un par de visitas más. Obviamente salí algo desilusionado ya que me pareció una solución muy sutil en comparación a mi dolor. La gran sorpresa apareció antes de transcurrida una hora cuando comencé a sentir en forma de cosquilleo, un suave alivio lento y cálido, realmente no podía creerlo. Las molestias desaparecieron por completo terminadas las tres sesiones tal cual él había predicho. Así conocí el Shiatsu y así me impactó.
Pocos años después de comenzada mi práctica de Aikido, habiendo conocido a Kurata Sensei, y gracias a la relación que naturalmente se fue estableciendo por mi colaboración con el sonido y filmaciones en los Encuentros Nacionales y algunos Seminarios (además por supuesto de mi práctica mantenida de Aikido y los exámenes que él personalmente tomaba), supe que estaba preparando uno de sus últimos cursos anuales de Shiatsu. Siguiendo fielmente las costumbres traídas de su Japón natal, ofrecía un curso por año a doce personas; tuve así el honor y la suerte de ser aceptado y formar parte de uno de sus grupos. Un nuevo camino se iluminó frente a mi. No solamente por las nuevas experiencias que vivía, sino porque fui descubriendo dentro mío una energía que estaba latente y buscaba su canal para fluir. Una muestra más de la sabiduría de Sensei Kurata, quién tuvo una particular charla conmigo que me llevó a seguir su curso sin vacilar. Poco a poco fui descubriendo lo que el Maestro tal vez quiso decirme a su forma: el Shiatsu ya descansaba en mi interior, era cuestión de aprender sus mecanismos y dejarme llevar.
Los años que siguieron tuve oportunidad de aplicarlo en forma continua e intensiva; mucha gente acudía a mi para sacarme algún toque mágico para aliviar su contractura o falta de energía.
El intercambio fue siempre – y sigue siendo – el denominador común, y debe ser por ese motivo que hoy, quince años después de terminar mis estudios de Shiatsu y algunos más de Aikido, que creo haber llegado a vislumbrar un pequeño destello de lo que realmente significan estas disciplinas.
Comprendí que cualquiera puede lastimar, pero no cualquiera puede brindar alivio. Sentí que el Aikido y el Shiatsu de Sensei Kurata son una misma cosa, son un mismo camino hacia la Armonía del cuerpo, la mente y el espíritu. Hoy puedo decir que sigo sorprendiéndome frente a esas energías que fluyen en cada clase de Aikido, en cada sesión de Shiatsu. Es notable como cada punto, cada meridiano, cada contacto con un compañero de práctica, un Maestro o un alumno, producen un movimiento interior único.
Debo decir aún con la misma admiración de los primeros días, que parece increíble que cada vez que aplico una sesión de Shiatsu, no sólo no siento cansancio, sino que mi espíritu se carga de energía y Paz; igual que durante la práctica de Aikido.
Es allí donde encuentro los opuestos complementarios, un arte marcial, aquello que quien no conoce a su fundador, O´Sensei, pensaría que fue creado para lastimar o destruir, y un arte curativo que utiliza las manos en forma exacta y precisa para brindar alivio, ambos sintetizados en el contacto con otro ser humano que necesita reorientar sus energías.
El camino sigue, las experiencias se acumulan y con ellas, pongo todo mi empeño en mantenerme coherente, firme en mis convicciones, atento a las necesidades de los demás y sobre todo, bridar lo que me es dado.
No niego que muchas veces es difícil mantener el ánimo alto ya que los altibajos de las épocas no siempre ayudan. No obstante, sigo apostando mi vida a lo que me realiza como ser, con la certeza de que nada nos llevaremos salvo el haber recorrido el camino que nuestro corazón indicó.
25 Feb 2010
Gustavo san
Existe un punto, un lugar / momento en el que algunas cosas que parecen contrarias se encuentran en armonía.
Sea tal vez este el principio del los opuestos complementarios, oscuridad y luz, frío y calidez, rigidez y flexibilidad, todos ellos compartiendo una danza seguramente incomprensible para nuestros sentidos desarrollados para lo material.Reconozco que siempre he sentido particular atracción por las artes guerreras y las artes curativas. Sólo pasados los años, fue aclarándose en mí y tomando forma el camino que indefectiblemente me guiaría en adelante.
En tiempos de energía y verdadera plenitud (es decir: juventud) investigué las artes guerreras como compensación a mis temores e inquietudes reprimidas; así como a los peligros concretos de la vida cotidiana, seguramente como mucha gente. Fui ganando en técnicas de ataque y defensa, en formas creadas para enfrentar a varios oponentes en diversas situaciones. Fueron suficientes unos pocos años de práctica para comenzar a sentir que algo en mi no estaba completo, que a pesar de haber ganado serenidad interior gracias a la seguridad que brinda el dominio de técnicas de combate, existían vacíos por completar, preguntas por responder. Quizás por propia búsqueda no tan impensada, descubrí un arte extraño, difícil, extravagante, delirante en sus formas, incomprensible en sus movimientos complejos, lejano por el tiempo que llevaría ascender en graduación, algo tan importante en esa época (parece que en esta también). La experiencia que cargaba era exactamente lo opuesto.
A pesar de todo, decidí dar el salto hacia esas técnicas poco prácticas para su aplicación mundana: Aikido.
Confieso que mis primeros años fueron de gran esfuerzo no sólo paradójicamente físico, sino también mental ya que el Tae Kwon Do es bien claro y directo; además era poseedor de una particular facilidad en técnicas y destreza, tal vez por mi contextura física por lo cuál todavía conservo algo de aquello.
Fue extraño por algún tiempo, sentir cansancio durante la nueva práctica teniendo en cuenta que venía de años de entrenamiento intenso, fuerte y continuado. Sin embargo cada clase de Aikido requería más y más aire que parecía alejarse de mi. Aprender a respirar debidamente, esa sorpresa inesperada que nunca debo olvidar.
A poco de comenzar conocí a nuestro conductor, Kurata Sensei. Desde el primer momento en que lo vi, supe que se trataba de un ser absolutamente diferente, totalmente distinto a lo que su figura refleja. Quedé impactado por su humildad. Todavía tengo grabado en mis retinas el momento en que recibía una placa conmemorativa durante el segundo Encuentro Nacional de Aikido.
Mientras mi cuerpo cambiaba de rígido a flexible, de bloquear a dejar pasar, sufrí algunas molestias que llamábamos “lesiones”; no eran más que antiguas formas que se negaban a abandonar mi espíritu haciéndose notar.
En una oportunidad, mi brazo izquierdo estaba paralizado desde el codo por un dolor punzante, agudo y persistente, que iba en aumento y subía hacia mi hombro con el correr de las horas. Mi querido Sensei Daniel Morales, ofreció aplicarme Shiatsu, lo había adquirido de su maestro Kurata Sensei años atrás. Para entonces, era algo totalmente desconocido para mi. Con total descreimiento acepté con tal de hacer algo para que esa terrible molestia desapareciera. Nunca me gustaron los calmantes o medicamentos para mitigar el dolor de las lesiones, era mi forma de acostumbrar el cuerpo para la batalla; pero esta vez la molestia no daba tregua. Como pude llegué una noche hasta la casa de Sensei Daniel quién con su eterna sonrisa me pidió que me recostara en un tatami improvisado. Mi dolor era mayor que cualquier falta de Fe, así que traté de relajarme y permitir que sus dedos presionaran cerca de la zona en conflicto. Después de un rato de esas extrañas presiones que se sentían como agujas, me dijo que el dolor se iría corriendo hacia mi mano, después hacia mis dedos hasta desaparecer; sólo haría falta que cumpliera con un par de visitas más. Obviamente salí algo desilusionado ya que me pareció una solución muy sutil en comparación a mi dolor. La gran sorpresa apareció antes de transcurrida una hora cuando comencé a sentir en forma de cosquilleo, un suave alivio lento y cálido, realmente no podía creerlo. Las molestias desaparecieron por completo terminadas las tres sesiones tal cual él había predicho. Así conocí el Shiatsu y así me impactó.
Pocos años después de comenzada mi práctica de Aikido, habiendo conocido a Kurata Sensei, y gracias a la relación que naturalmente se fue estableciendo por mi colaboración con el sonido y filmaciones en los Encuentros Nacionales y algunos Seminarios (además por supuesto de mi práctica mantenida de Aikido y los exámenes que él personalmente tomaba), supe que estaba preparando uno de sus últimos cursos anuales de Shiatsu. Siguiendo fielmente las costumbres traídas de su Japón natal, ofrecía un curso por año a doce personas; tuve así el honor y la suerte de ser aceptado y formar parte de uno de sus grupos. Un nuevo camino se iluminó frente a mi. No solamente por las nuevas experiencias que vivía, sino porque fui descubriendo dentro mío una energía que estaba latente y buscaba su canal para fluir. Una muestra más de la sabiduría de Sensei Kurata, quién tuvo una particular charla conmigo que me llevó a seguir su curso sin vacilar. Poco a poco fui descubriendo lo que el Maestro tal vez quiso decirme a su forma: el Shiatsu ya descansaba en mi interior, era cuestión de aprender sus mecanismos y dejarme llevar.
Los años que siguieron tuve oportunidad de aplicarlo en forma continua e intensiva; mucha gente acudía a mi para sacarme algún toque mágico para aliviar su contractura o falta de energía.
El intercambio fue siempre – y sigue siendo – el denominador común, y debe ser por ese motivo que hoy, quince años después de terminar mis estudios de Shiatsu y algunos más de Aikido, que creo haber llegado a vislumbrar un pequeño destello de lo que realmente significan estas disciplinas.
Comprendí que cualquiera puede lastimar, pero no cualquiera puede brindar alivio. Sentí que el Aikido y el Shiatsu de Sensei Kurata son una misma cosa, son un mismo camino hacia la Armonía del cuerpo, la mente y el espíritu. Hoy puedo decir que sigo sorprendiéndome frente a esas energías que fluyen en cada clase de Aikido, en cada sesión de Shiatsu. Es notable como cada punto, cada meridiano, cada contacto con un compañero de práctica, un Maestro o un alumno, producen un movimiento interior único.
Debo decir aún con la misma admiración de los primeros días, que parece increíble que cada vez que aplico una sesión de Shiatsu, no sólo no siento cansancio, sino que mi espíritu se carga de energía y Paz; igual que durante la práctica de Aikido.
Es allí donde encuentro los opuestos complementarios, un arte marcial, aquello que quien no conoce a su fundador, O´Sensei, pensaría que fue creado para lastimar o destruir, y un arte curativo que utiliza las manos en forma exacta y precisa para brindar alivio, ambos sintetizados en el contacto con otro ser humano que necesita reorientar sus energías.
El camino sigue, las experiencias se acumulan y con ellas, pongo todo mi empeño en mantenerme coherente, firme en mis convicciones, atento a las necesidades de los demás y sobre todo, bridar lo que me es dado.
No niego que muchas veces es difícil mantener el ánimo alto ya que los altibajos de las épocas no siempre ayudan. No obstante, sigo apostando mi vida a lo que me realiza como ser, con la certeza de que nada nos llevaremos salvo el haber recorrido el camino que nuestro corazón indicó.
25 Feb 2010
Gustavo san
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Pensamientos
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